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Chile enfrenta la realidad de una población que, acercándose o rebasando incluso la edad de retiro, requiere forzosamente continuar trabajando, con el fin de subsanar las carencias derivadas de un sistema de pensiones que no les permite tener un retiro digno.
Lamentablemente, la realidad de este importante grupo etario es que cada vez hay menos empleos formales y más precarización y sus ingresos son notoriamente más bajos.
Según un informe del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica, es a este grupo etario (entre 50 y 59 años) al que le ha costado más volver a trabajar después de la pandemia. Las tasas de desempleo son casi 2% más altas que antes del Covid-19.
Igualmente, en este segmento de trabajadores y trabajadoras es donde más ha aumentado la informalidad. De acuerdo con un análisis del Programa de Conocimiento e Investigación en Personas Mayores (Cipem), de la UDD y Caja Los Héroes, el número de trabajadores informales mayores de 60 años en Chile, alcanzó las 521.604 personas en el trimestre mayo-julio de 2024, lo que representa un incremento del 10,5% respecto al mismo periodo de 2023.
El análisis basado en la Encuesta Nacional de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) detalló que los trabajadores mayores informales representaron el 45% del total de ocupados pertenecientes a este segmento, que asciende a 1.159.137 personas. En el caso de la Región de Ñuble, la cifra de trabajadores y trabajadoras informales pertenecientes a este segmento pasó de 15.250 personas en 2023, a 16.465 en 2024, aumentando un 8% en 12 meses y ubicándola como la octava región que registró el mayor incremento.
Según los especialistas, detrás de este fenómeno hay una discriminación por la edad al momento de ofrecer un trabajo, que se alimenta con prejuicios respecto de la capacidad de las personas mayores de adaptarse, utilizar nuevas tecnologías y desarrollar nuevas habilidades, como también respecto de sus expectativas salariales, supuestamente más altas, por lo que las empresas prefieren contratar gente joven para “ahorrar”.
Los hombres mayores con empleos formales tienen un ingreso mediano de $600.000, mientras que aquellos en empleos informales ganan $301.324, lo que implica una diferencia del 49,8%. Esta disparidad también se observa en las mujeres mayores: $496.299 es la media para las que tienen empleos formales, mientras que el promedio de las empleadas informales es de $180.000, lo que representa una diferencia del 63,7%.
Establecer condiciones que permitan que le economía chilena crezca, creando empleos para las nuevas generaciones, es fundamental. Pero también lo es buscar mecanismos que permitan asegurar que las personas mayores de 50 años pueden continuar trabajando, en un entorno en el que la edad, por la naturaleza menos manual y más de conocimiento de ciertos empleos, resulta cada vez menos relevante. Para ello será clave crear programas específicos que estimulen a las empresas a aprovechar ese valioso conocimiento y experiencia.