Señor Director:
Este año partió con el tan ansiado regreso de la “normalidad”, en que la presencialidad volvió en la mayoría de las actividades de los chilenos, quienes se fueron adaptando paulatinamente hasta un retorno total. Sin embargo, este hito fue acompañado de cambios sociales y económicos que han causado un nivel de incertidumbre tal que ha impactado fuertemente en la calidad de vida de las personas y, sobre todo, en las relaciones interpersonales. El valor fluctuante y en alza del dólar, el aumento del valor de la canasta básica y el alza de las tasas de interés de los créditos son algunos de los hechos que han causado que gran parte del dinero disponible sea destinado a insumos de primera necesidad, relegando a un segundo plano las actividades recreativas, sociales y de autocuidado.
Por otra parte, la contingencia más que invitar a la unión, ha generado polarización entre las personas. A lo antes mencionado, se suma el aumento sostenido de la delincuencia. Así, estos estímulos estresores influyen negativamente en las relaciones interpersonales. En ese contexto, debemos invitar a la reflexión sobre la importancia de una convivencia marcada por el respeto y la comunicación efectiva, es decir, con asertividad, escucha activa, empatía, ya que las personas somos seres sociales y necesitamos de otros para un desarrollo armónico y pleno de todas nuestras dimensiones.
Pía Bustamante Barahona Académica de Enfermería USS
