Cerca de las 04.10 horas de la madrugada de hoy se dio la alarma de un incendio que afectaba a una casona de dos pisos en el kilómetro 48 del camino a las Termas en Los Lleuques, comuna de Pinto, y que desde 1963 pertenece a la familia del alcalde de Chillán, Sergio Zarzar.
Fueron los ruidos propios de los estallidos que se generan en este tipo de incendios estructurales los que despertaron a algunos vecinos y a los mismos cuidadores del recinto, quienes al advertir las llamas pidieron ayuda a Bomberos, acudiendo dos carros y 19 voluntarios de Bomberos Pinto, Las Trancas y Los Lleuques.
Es más, precisamente uno de los vecinos que advirtió el siniestro es bombero y pudo dar aviso a su cuartel que queda a solo metros de la casa afectada, por lo que los primeros voluntarios pudieron comenzar a trabajar evitando que el fuego, el que al parecer se había iniciado en el segundo piso de la estructura de madera, se propagara acabando con todo el inmueble.
Tras inspeccionar él mismo la casa y luego de conversar con el personal de Bomberos encargado de los peritajes, Sergio Zarzar dijo a LA DISCUSIÓ que “por lo que me han dicho las personas encargadas del preinforme es que todo apuntaría a un desperfecto eléctrico como causa principal del incendio”.
Consultado por los rumores que se generaron desde temprano y que apuntaban a una voluntariedad en el incendio, incluyendo mensajes de Whatsapp que recibieron familiares del alcalde chillanejo, dando cuenta de un grupo de personas que por la madrugada habría ingresado al predio, Zarzar replicó que “dada la contingencia, algo convulsionada, que se vive en el país durante estos días, es fácil aventurar hipótesis afiebradas sobre intencionalidades en este tipo de situaciones. Personalmente, no tengo cómo establecer qué fue exactamente lo que sucedió, así que yo voy a esperar a ver las conclusiones del informe final del peritaje de Bomberos, para decir con propiedad si esto fue un atentado o solo un accidente”.
Ruidos, pero no gente
La propiedad de la familia Zarzar es colindante al camino y el cerco vegetal del acceso está a lo menos 50 metros de la casa. En el jardín que rodea la casa no se advierten ni piedras, ni botellas ni ningún elemento que pueda ser usado como proyectil.
Por otro lado, locatarios y vecinos de la propiedad aseguran no haber visto ni oído manifestaciones ni a personas atentando contra el inmueble.
“Lo único que nosotros escuchamos era ruido. Sentíamos que explotaban cosas y cuando nos levantamos a mirar por la ventana vimos las tremendas llamas que salían por arriba del techo de la casa”, dice Carmen Salazar, quien cuida la propiedad, junto a su marido, desde hace más de 25 años.
“Yo, al menos, no vi ningún grupo de personas merodeando ni nada, y si bien a esa hora estábamos durmiendo, este sector es muy tranquilo y cualquier ruido lo habríamos escuchado. Además, durante toda la semana acá estuvo todo tranquilo, si todas esas cuestiones que están pasando con la gente es allá en Chillán. Acá nada”, afirmó.
La casa, que resultó con más del 50% de la estructura interna con daños severos, fue construida por la familia Amigo a fines de la década del 50.
El peritaje del caso quedó en manos del Departamento de Estudios Técnicos de Bomberos de la comuna de Pinto.