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Señor Director:
El arte tiene como esencia la creación y el proceso creativo, que es un conjunto de etapas que recorre un artista, en el que utiliza la creatividad como herramienta para resolver un problema, realizar un proyecto o materializar una idea. Desde el lienzo vacío o el papel en blanco, el artista crea, compone algo único, una obra inédita, una pintura o una pieza musical, por ejemplo.
Este proceso creativo sucede en el aquí y ahora y, desde mi perspectiva, esto lo hace esencialmente humano. En este proceso se convive con la experiencia, el aprendizaje, el ensayo y error, la experimentación y, sobre todo, con el hacer.
Si bien la inteligencia artificial podrá sustituirnos en miles de roles, facilitarnos la vida, optimizar nuestros tiempos e incluso ofrecernos imágenes estéticamente atractivas, correctamente compuestas y con buena teoría del color, nada reemplazará el goce asociado a la creación y el sentido o trasfondo que el ser humano, el artista, quiera darle.
Entregar ese placer del hacer y pensar a la inteligencia artificial aparta a los artistas de su propósito, y si bien en algunos casos podrá ser un medio, una herramienta, mantener lo análogo, lo manual, será un acto de resistencia, una rebeldía necesaria para mantener el oficio de aquello que nos da placer y nos otorga alegría, aquello que nos hace humanos.
Sin duda la inteligencia artificial nos hará repensar y redefinir el arte, y si bien puede llegar a reemplazar al ser humano en muchas actividades, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Debería? Personalmente creo que no.
Carolina Tapia Krug
- Jefa de Extensión Cultural USS