Los humedales tienen una enorme importancia para la supervivencia humana y la diversidad biológica. Sin ellos seríamos mucho más vulnerables a los efectos del cambio climático y a la alteración de los ciclos del agua.
Sin embargo, pese a todos los beneficios ambientales que nos entregan, no siempre son debidamente protegidos, produciéndose una degradación que a veces lenta, otras veces más rápida, termina por privarnos de estos valiosos ecosistemas e hipotecando el futuro ambiental de las próximas generaciones.
Por lo mismo, la reciente aprobación de la declaratoria de Santuario de la Naturaleza a la desembocadura del río Itata, es una muy positiva noticia.
Son 928 hectáreas, allí donde el río marca el límite entre las comunas de Trehuaco y Coelemu, y que corresponden a un humedal de alto valor para la biodiversidad, puesto que provee de refugio para más de 80 especies de aves autóctonas y migratorias que dependen de esta cuenca hidrográfica, la más grande de la región de Ñuble.
Erradicar la caza furtiva de aves, la presencia de perros asilvestrados y vehículos motorizados, el pastoreo de ganado sobre vegetación ribereña, la extracción ilegal de agua y los microbasurales, son todas amenazas que requieren ser contenidas en nuestro territorio, donde una decena de humedales costeros y urbanos buscan ser protegidos legalmente.
En Cobquecura tenemos los humedales de Taucú y Colmullao; en Quillón la Laguna Avendaño; en Coelemu los humedales Itata, Perales y La Cascada; en Bulnes, la laguna Santa Elena y en Chillán los humedales de San Miguel y Quinquehua de Cato.
En todos ellos se nota un esfuerzo de la comunidad organizada por preservarlos, ayudando a su visibilización, desarrollando estrategias de protección y al mismo tiempo iniciativas de educación ambiental, necesarias para reconocer la importancia de estos ecosistemas, como podría ser utilizarlos como laboratorios para la enseñanza de las ciencias a niños, niñas y jóvenes, como expuso ayer en Radio La Discusión, el biólogo y experto en ecosistemas acuáticos, Roberto Urrutia.
En el programa Sala de Prensa, el científico y actual decano de la Facultad de Ciencias Ambientales de la UdeC, también valoró los alcances de la nueva ley de humedales urbanos, sobre todo en la capacidad de los municipios de activar medidas de protección y hacer vinculantes las decisiones de la ciudadanía organizada.
Próxima a cumplir dos años de su promulgación, la normativa tiene el gran desafío de reforzar la articulación entre las demandas ciudadanas de protección de los humedales y los procesos institucionales, donde los municipios –salvo honrosas excepciones- están al debe en su obligación de generar los mecanismos de participación para preservar estos valiosos ecosistemas.
