Señor Director:
Al puro estilo de House of Cards, en la campaña electoral hemos visto todo lo que están dispuestos a hacer los candidatos para hacerse con el poder. Esto incluye cualquier mecanismo que los deje en una posición ventajosa. Así, son capaces de hacer un verdadero espectáculo y dar un discurso histriónico de más de 15 horas para conseguir sus objetivos; de impulsar proyectos de ley que perjudican a los ciudadanos —como los retiros de fondos previsionales— apelando a argumentos sensacionalistas y demagógicos; o más aún, de atacar a los demás candidatos por meras cuestiones personales.
¿Qué más se podría esperar? Después de todo, es política. De hecho, lo cierto es que sí hay que esperar más de los candidatos, pues hay que considerar el ejemplo que como líderes políticos le están entregando a la ciudadanía. Es decir, si ni siquiera ellos —que aspiran a cargos de representación ciudadana— son capaces de actuar en base a los valores que dicen promover, como el respeto, la honestidad y la fraternidad, entonces ¿qué es lo que se espera de los demás ciudadanos? Estamos viviendo la degradación de la política, y a menos que hagamos algo al respecto, vamos a continuar con esta decadencia durante los próximos años.
Nicolás Durán