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Pamela Riquelme es una de las 426 madres que en 2023 vivió una muerte gestacional debido a una patología incompatible con la vida, y se atendió en el Servicio de Obstetricia del Hospital Clínico Herminda Martín, donde recibió el acompañamiento del equipo clínico preparado especialmente para apoyar el proceso de duelo perinatal, gestacional y neonatal que conmemoró su día internacional para concientizar a la comunidad, sobre la necesidad de ser empáticos y respetar la experiencia de las familias que pierden a un hijo en ese período.
El Hospital Clínico Herminda Martín, comenzó en 2018 a trabajar en las prácticas que vino a protocolizar la Ley Dominga en 2021. María Teresa Higuera, gestora de los cuidados de Matronería, destacó que “como equipo de obstetricia y ginecología recientemente nos certificamos en la Ley Dominga, para fortalecer nuestras prácticas e impulsarnos en concretar más cambios y adaptaciones que eran muy necesarias para las familias que viven esta experiencia”.
El Establecimiento cuenta con dependencias exclusivas para las personas que experimentan esta vivencia, un espacio señalizado con la imagen de un colibrí para advertir al resto del personal, el momento que están viviendo las usuarias.
“Contamos con una sala diferenciada por el tipo de diagnóstico y equipada para que la mujer esté acompañada durante las 24 horas del día por su persona significativa y además con el apoyo de una psicóloga que interviene en el momento que la mujer o la familia lo pida, porque es voluntario y puede iniciarse en cualquier parte del proceso hospitalario”, destaca Higuera.
Fernanda Parra, es la psicóloga del Subsistema Chile Crece Más, quien relata que “la intervención psicológica, es adecuada al compás de la necesidad que tiene la mujer y la persona significativa, siendo también sistémica e integral, es decir también pueden recibir apoyo social si lo necesitan.”
Tal como explicó la psicóloga “el foco de nuestra intervención es validar la vivencia emocional, sin comparar el dolor que está sintiendo, pues su experiencia es única y personal. Cada mujer vive el duelo de una forma distinta. Por eso, en el Hospital contamos con una sala de despedida, donde pueden decir adiós a su hijo o hija fallecida.
En esa habitación, la familia puede ver al bebé y gestionar que reciba también apoyo espiritual de un sacerdote o un pastor, dependiendo de sus creencias”.
Visibilizar y respetar el dolor de la muerte de un hijo
Sin duda, la promulgación de la Ley Dominga, es un acto reparatorio y de reconocimiento de las muertes gestacionales, que tienden a subestimarse o invisibilizarse, especialmente cuando se producen a las pocas semanas de gestación.
Pamela Riquelme, quien vivió la muerte de Tomás a las 20 semanas de gestación, aseguró que “este tipo de situaciones sucede más de lo que quisiéramos y uno no se pone en ese lugar hasta que lo vive. Por eso, entiendo que es muy relevante que el equipo de salud empatice con las personas como yo, vivimos este proceso doloroso, porque es una familia completa que sufre un dolor terrible”.
Pamela relató que “mi experiencia en el Hospital, fue buena porque desde que me hospitalicé hasta que me fui de alta, siempre fueron respetuosos, amorosos y empáticos y eso es lo que se necesita, también de la sociedad general, por eso hago un llamado a que las personas se interioricen sobre esta ley y empaticemos con los demás, sobre todo porque no sabemos las batallas que luchan y la pérdida de un hijo es una de las más terribles”.
Otros aspectos que se realizan en el Hospital y contribuyen a brindar una atención empática y digna son el resguardo de la intimidad, la sensibilización del lenguaje y dar la oportunidad de tomar en brazos al bebé, fotografiarlo o realizar rituales de despedida.