Hogares de Ñuble en problemas
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Con el permiso de mis colegas economistas y en el ánimo de facilitar la comprensión de los lectores de La Discusión, el análisis que realizo del bienestar de los hogares de Ñuble, supone que es asimilable al poder adquisitivo que ostentan. Es decir, la canasta de consumo está constituida principalmente por bienes de primera necesidad con sustitutos imperfectos.
Cuando los ingresos del hogar son insuficientes para financiar la canasta de bienes de consumo, empieza a surgir el problema del sobre endeudamiento. Los hogares, en el afán de mantener inalterable su nivel de bienestar, buscan anticipar ingresos futuros para mantener el poder adquisitivo presente. En este escenario, asumen que los ingresos esperados serán suficientes para sostener dicho poder de manera intertemporal y pagar las obligaciones financieras, lo que no siempre ocurre
En esta dinámica, el sobreendeudamiento surge cuando los ingresos esperados son menores a los que efectivamente recibe el hogar. Pero la “bicicleta financiera” suele terminar en default o mora, lo que implica una brusca caída en el nivel de bienestar.
El índice de mora de la deuda comercial que maneja el Banco Central para Ñuble – porcentaje del stock total de deuda que está en mora de 90 días o más – es revelador. Durante el primer semestre de la pandemia, el índice tuvo un aumento de 2,62 a 3,06. Posterior a dicho período, usando los retiros de fondos de la AFP y las transferencias y préstamos otorgados por el gobierno, los hogares pudieron comenzar un proceso sostenido de regularización de su deuda, llegando a un mínimo histórico de 1,22 en agosto de 2022. Sin embargo, entre agosto de 2022 y agosto de 2024 la morosidad aumentó de manera acelerada, recuperando el nivel más alto alcanzado en los primeros seis meses de la pandemia.
La última publicación del INE confirmó el difícil escenario del mercado laboral de Ñuble. Se suma a los dos dígitos registrados en la tasa de desempleo local, la alta informalidad que afecta a los ocupados de la región. Escenario complejo, toda vez que los datos muestran un aumento de los hogares que han traspasado el límite del sobreendeudamiento. El default financiero genera un alto riesgo de perder los activos acumulados durante la vida laboral. Pero también, el proceso de cobranza de las deudas genera angustia e impotencia en los hogares que se sienten incapaces de conseguir los ingresos necesarios para cumplir con los compromisos. La pérdida de bienestar es brutal, significando para muchos hogares el colapso, no solo material, sino también sicológico.
Por ello que, los actores locales sin excepción, necesitamos trabajar duro para recuperar el mercado laboral como la principal fuente de generación de ingresos que permita recuperar el poder adquisitivo. El aumento de la actividad económica pasa necesariamente por disminuir las barreras administrativas que impiden la materialización de muchas iniciativas de inversión. No podemos seguir con la lógica de anteponer a rajatabla las normas regulatorias, sin considerar su flexibilización para acelerar las inversiones con plazos razonables para cumplir con las materias que establece la ley. Es un criterio que, el legislador, el fiscalizador, los organismos públicos y de control, deben ser capaces de internalizar para disminuir el periplo administrativo que retrase las inversiones o que, una vez materializadas, mantenga los activos sin la autorización para funcionar.
Renato Segura Domínguez
Director Didepro Municipalidad de Chillán