Hacinamiento y drogas generan grave crisis en la cárcel de Chillán
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Un golpe de realidad. Eso fue lo que le dio a Ñuble la ministra del Interior, Carolina Tohá, en su visita del 20 de Agosto, acompañando al Presidente Gabriel Boric para el último aniversario del natalicio de Bernardo O`Higgins.
“No está contemplada la construcción de una cárcel regional para Ñuble”, dijo en entrevista con Radio La Discusión, bajando el filo de la guillotina para quienes esperaban sacar el penal del centro de la ciudad, de una vez por todas.
Para entonces, el centro de cumplimiento, con capacidad para 340 internos, ya tenía un plantel que superaba las 600 personas y para la última semana de este 2024, la cifra superaba los 840, marcando un hacinamiento sin precedentes.
Las quejas de la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios, Ñuble, respecto a que las condiciones de seguridad eran insuficientes para un penal con decenas de extranjeros “que trajeron un sistema de organización y un grado de violencia al que no estábamos acostumbrados”, acusó el suboficial Cristian Montecinos, presidente de la Anfup Regional.
El dirigente dijo a principios de diciembre, que “es cosa de tiempo para que se pierdan vidas” y 15 días después, se registró el primer homicidio en el dormitorio 4 del penal.
Con un promedio de casi 100 ingresos mensuales, se estima que antes de febrero, los reos superen las mil plazas.
Por lo demás, este mes de diciembre, renunció la seremi de Justicia, tras acusaciones de maltrato laboral, “y ya perdimos un actor importante en las negociaciones y solicitudes”, advirtió Montecinos.