Señor Director:
La crisis sanitaria de la covid-19 ha puesto en evidencia el hacinamiento carcelario. Han pasado cuatrienios de gobiernos con sus respectivos aparatos judiciales, y ninguno ha tenido la capacidad y voluntad política de darle una solución definitiva, construyendo más cárceles.
Es imposible implementar un trabajo de resocialización cuando existe un hacinamiento de más del 60 por ciento en la mayoría de las cárceles del país. Lugares que atentan, en muchos casos, contra el Derecho Internacional Humanitario, de tener una vida digna aun estando privados de la libertad. Seguimos con la confianza en que de esta crisis salgan cosas buenas, como una alianza entre el sector público y el privado, que intervengan en la construcción y el manejo de los centros carcelarios del país, pero en sitios retirados de la ciudad y no en zonas residenciales, donde se ve alterada la seguridad de sus habitantes.
El Gobierno sigue en mora de realizar una reforma del sistema carcelario en el país, que conduzca a una verdadera resocialización de quienes en un momento de su vida cometieron un error, pero que puedan pagar cárcel dignamente.
Jorge E. Prieto C.