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Hacia dónde y cómo crecer

El martes se conoció la proyección de crecimiento demográfico del Instituto Nacional de estadísticas (INE) para la comuna de Chillán en 2024. De acuerdo a censos anteriores y a estudios de natalidad y mortalidad, el próximo año la población superaría los 204 mil habitantes. Ello, sin considerar el aumento que registrará Chillán Viejo, que es una de las comunas que más ha incrementado su población en la Región.

En ese escenario y con la misma lógica que ha orientado hasta ahora nuestro crecimiento urbano, la ciudad requeriría mil hectáreas más para seguir extendiéndose. Una insensatez.

Chillán, desde principios del siglo XX hasta la actualidad, ha experimentado un fuerte crecimiento horizontal. El año 1900 la “mancha urbana” ocupaba 379 hectáreas, mientras el año 2013 se extiende sobre una superficie total de 2.624 hectáreas. Es decir, en 113 años de historia, Chillán experimentó un crecimiento físico de 2.245 hectáreas”, concluye el trabajo que reúne investigaciones de académicos y profesionales. En resumen, desde el terremoto de 1939, la capital de la Región de Ñuble no ha parado de expandirse.

Sin embargo, hoy el área urbana de Chillán no cuenta con la superficie necesaria para satisfacer esa creciente demanda, un problema del que los inversionistas inmobiliarios se percataron hace tiempo, razón por la cual varias constructoras se han asegurado con la compra de loteos en los sectores suroriente, nororiente y poniente, así como también en Chillán Viejo.

Entonces, la primera pregunta que surge es: ¿Hacia dónde crecer? La respuesta debería tenerla no solo el mercado, sino que también la autoridad, en base a criterios técnicos.

Sin embargo, existe otra pregunta más importante que la anterior: ¿Cómo crecer?

En este aspecto, la falta de un ordenamiento territorial moderno ha jugado en contra de los habitantes de la ciudad y ha permitido que sea el mercado el que tenga la única respuesta, basada en un crecimiento extendido e inorgánico, que ha favorecido el surgimiento de barrios con mala conectividad en la periferia y que hoy sufren problemas como la congestión vehicular.

Contar con una adecuada planificación urbana hace 20 años hubiese permitido desarrollar barrios integrados a la ciudad, con una adecuada conectividad y oferta de servicios, y no lo que hoy tenemos en el sector oriente, por ejemplo, donde más de 15 mil personas viven en verdaderos guetos, prácticamente sin áreas verdes y calles tan estrechas que un carro de bomberos no puede ingresar.

Es por ello que más allá de lamentar los errores del pasado, la enseñanza que vale la pena rescatar y sobre la cual coinciden expertos y expertas que ayer participaron en el seminario que organizó el Comité Bicentenario de la Municipalidad de Chillán, es la urgente necesidad de tener una hoja de ruta para el crecimiento de la ciudad, fruto de un acuerdo público-privado, con una alta cuota de participación ciudadana e incentivos que permitan orientar las decisiones del mercado, y no repetir los desastrosos resultados por todos conocidos.

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