Señor Director:
En Guatemala ha costado muchísimo instalar la democracia. Su historia está dominada por dictaduras y gobiernos seudodemocráticos, plagados de crímenes y corruptelas. Entre los años 1945 y 1951 gobernó Juan José Arévalo (1904-1990), reconocido como el mejor estadista en su historia; el sucesor, Jacobo Arbenz, que se inclinó hacia la izquierda, fue derribado por una conspiración en la que estuvieron presentes intereses de empresas norteamericanas.
A partir de entonces, la política guatemalteca se convirtió en una trama de crímenes y robos que anularon toda voluntad ciudadana.
En ese escenario, acaba de ganar la elección presidencial el psicólogo, Cesar Bernardo Arévalo de León, 64 años, hijo de Juan José, actual diputado y creador del Movimiento Semilla, que ha logrado agrupar a lo mejor de la sociedad, cansada de tanta miseria pública. Lo acompaña como vicepresidenta, la bióloga Karin Herrera Aguilar que ha tenido el coraje de salir a un ruedo extremadamente peligroso. La fórmula de Semilla, representa la civilización frente a la barbarie.
Como era de esperar, el crimen organizado no está disponible para permitir la instalación de una democracia verdadera en el país y se sabe de preparativos que buscan acabar con la vida de quien está decidido darle a Guatemala un nuevo futuro.
En América Central, siempre ha sido difícil para la democracia instalarse en plenitud y eso explica en parte el éxodo masivo hacia los Estados Unidos. Es de esperar que la comunidad internacional proteja al nuevo presidente, que asumió el 14 de enero, y se instale en Guatemala la semilla de una sociedad fundada en la ley.
Alejandro Witker
Historiador