Esta semana –o más tardar la siguiente- el gobernador de Ñuble, Óscar Crisóstomo, tiene agendado hacer oficial la solicitud en la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) para que se inicien los estudios de factibilidad que permitan conocer si es posible que se decrete un Área Metropolitana dentro de la región.
Esta nueva área, que estaría conformada por San Carlos, Chillán, Chillán Viejo y Bulnes, a juicio del gobernador y su equipo asesor, cumple con la totalidad de los requisitos que se establecen en el decreto 98, del 30 de septiembre de 2020, que aprueba los estándares mínimos para el establecimiento de las áreas metropolitanas y establece normas para su constitución.
La importancia de contar con la aprobación de la Subdere y, posteriormente, con el visto bueno del Poder Legislativo, sería superlativa, ya que actualmente el Gobierno le da prioridad a las áreas metropolitanas cuando se trata de financiamiento de proyectos de gran escala y porque, prácticamente, para Ñuble –y no sólo para las ciudades estructurantes de esta nueva área- significaría triplicar los recursos que se asignan desde el Gobierno Central.
De aprobarse, se estaría entonces, frente a la modificación administrativa más significativa para Ñuble, desde que se creó como Región, en 2017.
Coincidencia o no, a menos de tres cuadras de la oficina gubernamental donde se confirmaba la gestión, se realizaba en la Cámara Chilena de la Construcción-Chillán la exposición de los resultados del estudio del Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) para las comunas de Chillán, Chillán Viejo y San Carlos, cita que dejó como una de sus principales conclusiones la necesidad de comenzar a trabajar en la creación de esta Área Metropolitana si se quiere avanzar al siguiente nivel en cuanto a modernización y prosperidad regional.
Como expositor principal estuvo invitado el director de la investigación, Arturo Orellana, coordinador e investigador del Núcleo de Investigación sobre Gobernanza y Ordenamiento Territorial (Nugot) de la Pontificia Universidad Católica, quien incluso sugirió la posibilidad de comenzar a trabajar en un Plan Regulador Intercomunal (a semejanza del esperado Prich) pero que incluya a San Carlos y a Bulnes.
Y mientras en la cita algunos de los participantes lamentaban la falta de iniciativas al respecto o incluso, el desaprovechamiento de las leyes vigentes que crean los consecuentes liderazgos para comandarlos, el gobernador Crisóstomo ya estaba dando esos primeros pasos.
“Desde el Gobierno Regional impulsaremos la declaración de un área metropolitana que abarque las comunas de Chillán, San Carlos y Chillán Viejo; porque tenemos claro que existen problemas y soluciones comunes que pueden ser mejor abordadas de manera conjunta, con una mirada integradora y una estrategia de regional”, dijo a LA DISCUSIÓN.
Con la iniciativa, Crisóstomo espera –por ejemplo – mejoras al transporte público, al manejo de los residuos domiciliarios y a los planes de descontaminación, porque “son ejemplos claros de ámbitos que pueden abordarse con estrategias que involucren áreas macrozonales, por eso, solicitaremos el estudio respectivo para respaldar esta declaración”, explicó.
El tema –se desprende- se había discutido ya durante meses anteriores, incluso se trató en la comisión de expertos que preparó la propuesta de la nueva Constitución, “donde declaramos nuestra intención de contar con nuevas áreas metropolitanas en el país, incluida una en Ñuble, con las competencias necesarias para que la gestión sea abordada integralmente desde las regiones”, añadió.
Pero si los asistentes a la exposición del ICVU, en la Cámara de la Construcción, ignoraban los avances hechos en este tema por parte del gobernador, quizás para la autoridad regional también resulta una grata sorpresa el saber que en la CChC ya se hicieron los primeros esbozos, desde el mundo privado y desde los gobiernos comunales, para generarle un apoyo transversal a esta nueva iniciativa.
Sin embargo, Ñuble no es la única región que aspira a contar con una macrozona. También lo hacen en las regiones de O´Higgins, Biobío y en La Araucanía.
Y si Ñuble llega a ser seleccionada, deberá demostrar porqué su capital regional tiene mayor potencial que Talca o Los Ángeles.
¿Somos una metrópoli?
Uno de los fundamentos del Decreto 98 (D98) apunta a que las ciudades dentro de sus patrones de crecimiento, muchas veces sobrepasan sus límites administrativos, absorbiendo núcleos habitados que pertenecen a múltiples jurisdicciones administrativas. De esta forma, cada vez es más común ver continuidades urbanas inter-jurisdiccionales que se sostienen a partir de redes estables de interrelaciones económicas, funcionales y sociales, conformando lo que se conoce como áreas metropolitanas.
Dentro de las asistentes a la presentación del ICVU estaba la presidente del Colegio de Arquitectos Delegación Zonal Ñuble, Viviana Norambuena.
A juicio de la colegiada, en Ñuble se cumple con creces con ese fundamento basal del D98.
“Independiente de la nominación oficial, en Ñuble ya hay un acontecer natural y espontáneo propio de las áreas metropolitanas. Hay, por ejemplo, muchos profesionales de Chillán que van a trabajar a San Carlos; mucha gente de Bulnes viene hasta acá por alguna consulta médica o gente de San Carlos que estudia en Chillán, entonces, si revisamos las dinámicas de nuestras familias en su día a día, creo que tenemos un vínculo muy grande, es cosa de ver la frecuencia de los buses intercomunales”, apunta.
En otro punto del Decreto 98, se advierte que una de las razones para comenzar a crear estas nuevas Áreas Metropolitanas, se basan en que en Chile las ciudades están viviendo un proceso de expansión ligado a los cambios económicos, sociales y al desarrollo industrial, lo que ha traído como consecuencia un acelerado aumento de la población urbana y una sostenida expansión del tamaño de las ciudades. Actualmente en Chile, más del 87% de la población vive en localidades urbanas y aproximadamente el 61,5% de ellos vive en grandes aglomeraciones urbanas mayores a 250.000 habitantes.
“Esos 250 mil habitantes ya los tenemos. Que se reconozca esta área metropolitana significa que el Gobierno financie una oficina adicional, con equipos profesionales adicionales, lo que nos permite postular a iniciativas de inversión a escala metropolitana, como por ejemplo, un gran corredor de transporte o quizás un aeropuerto”, complementa la arquitecta.
En relación al estándar morfológico, se estableció la determinación del continuo de construcciones urbanas en las comunas susceptibles de conformar un área metropolitana, teniendo en consideración la “Metodología para medir el crecimiento físico de los Asentamientos Humanos en Chile”, de 2019, elaborada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en colaboración con el Instituto Nacional de Estadísticas.
Para ello, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y el Instituto Nacional de Estadísticas realizan un análisis manual y la utilización de softwares para el procesamiento de información geográfica e imágenes satelitales que procesan información geo-referenciada, permitiendo un análisis geo-estadístico de las mismas.
Lo anterior, quizás, sea el punto más complejo para las aspiraciones regionales, ya que a diferencia de las proximidades que se advierten entre Bulnes y Chillán Viejo, o de la conurbación de Chillán con la comuna histórica, entre San Carlos y la capital regional hay tramos con mucha más cara de ruralidad que de espacios urbanos.
“El problema es que entre estas zonas tenemos un 48% de áreas de ruralidad y habrá que definir cómo hacemos que ambas situaciones conversen en esta idea, ya que como Estado tenemos que ser lo más equitativos posible”, advirtió el director del Serviu, Roberto Grandón.
“Desde mi mirada, que insisto, la entrego a manera personal, creo que es posible pensar en una metrópoli en la conurbación Chillán-Chillán Viejo, pero con San Carlos veo un problema de distanciamiento con zonas intermedias que podrían impedirlo. No es lo mismo que pasó en Biobío con el caso de Concepción, Talcahuano y San Pedro, lo que incluso por efecto de crecimiento ya incluye a Coronel, porque acá no podemos sencillamente subirnos al tren y cerrar los ojos hasta que lleguemos a San Carlos”, añadió.
Lejos de oponerse a la iniciativa, Grandón firmó que, a su juicio, la conurbación Chillán-Cillán Viejo, debiera ser una sola, y no escondió su incomodidad por la lentitud que ha habido para aprobar el Prich, “porque eso nos permitiría mirarla como una sola conurbación. Creo que ahí se está al debe”, planteó.
En pos de colaborar con el proyecto del Área Metropolitana, Grandón sostuvo que “es en esta etapa donde hay que poner una mirada un poco más estratégica. Personalmente, creo que respecto al traspaso de competencias de los gobiernos regionales, éstos tienen un rol súper importante. No es que hoy se esté en tierra de nadie, pero sí se necesita de este organismo estratégico, que pueda ir más allá de nuestra mirada urbano-habitacional y conjugue otras variables que nosotros no siempre consideramos. Y estas variables no están consideradas en ningún estudio que se haya realizado sobre desarrollo regional hasta el momento”.
Por último, el director del Serviu destacó que cuando se definen las zonas metropolitanas, cuentan con prioridad para -por ejemplo-efectos de los proyectos habitacionales.
“Me refiero a mayores recursos. Si estas comunas se declaran zona metropolitana nos permitiría solicitar mejores montos y mejores condiciones para nuestros proyectos tanto urbanos como habitacionales y esto, por la razón que las zonas metropolitanas son las que mueven las ciudades, es ahí desde donde nace el tejido de vialidades hacia las zonas periféricas”, aclaró.
La corona para el rey de 200 años
El debate respecto a apoyar desde diversas comunas de Ñuble la iniciativa de crear esta Área Metropolitana con la capital regional como centro principal de esta macrozona, seduce de sobremanera a la Municipalidad de Chillán.
Más allá de los beneficios lógicos que reportaría el contar con mayores presupuestos y la posibilidad de compartir responsabilidades con otros consistorios para proyectos de gran escala, toda esta modernización impactaría no solo en lo administrativo sino en el diseño de las redes viales y la eficiencia de los servicios que cada comuna prestará para el resto de las 21 comunas.
Y lo anterior va en directa consonancia con el proyecto del Plan Bicentenario, que desde el municipio chillanejo proyectan para el 2035 con el propósito de convertir a Chillán en una ciudad eficiente, cómoda, ecológica y amigable para sus habitantes.
Es por eso que para el arquitecto Miguel Ángel Pino, encargado del proyecto del Plan Bicentenario, la creación de esta Área Metropolitana no haría más que consolidar la propuesta municipal, proyectando incluso la planificación al resto de las comunas.
“Es una necesidad imperiosa, sin duda, nosotros con este modelo de descentralización tenemos que atender la realidad regional desde el territorio mismo, las leyes están permitiendo justamente poder abordar eso”, dijo.
Pino apuntó además, a que el enriquecimiento de las áreas metropolitanas se puede alcanzar en la medida en que también los municipios en cada uno de sus territorios desarrollen sus funciones específicas que han sido dadas a partir de la experiencia y la fundación de las propias ciudades.
“Podríamos encontrarnos, por ejemplo, con que Chillán Viejo tenga una virtud más orientada a las áreas verdes, al esparcimiento y a lo cultural; o con que San Carlos tenga mayores vínculos con los temas de desarrollo rural, con lo silvoagropecuario; y Chillán, sin dudas con los servicios y conectividad interregional, nacional y quizás más adelante, internacional”.
Pero no solo hizo referencia a los eventuales adelantos factibles de conseguir con esta nueva nominación territorial, también avizoró mejores herramientas para hacer frente a problemas comunes.
“Como lo establece la ley, esta conformación nos ayudaría a atender aquellas funciones que son transversales al funcionamiento de los municipios, como, por ejemplo, el transporte, la generación de residuos y, sobre todo, el ordenamiento de los equipamientos emblemáticos que pueda llegar a requerir esta nueva metrópoli, es decir, centros de salud, centros deportivos, equipamiento para servicios multidisciplinarios, o todas estas iniciativas que requieren una definición previa respecto a su localización o traspaso de recursos”, concluyó.
Finalmente, apuntó que “entiendo que hay algunas funciones administrativas que deben calibrarse para poder tomar una decisión, pero creo que sin duda alguna el campo está fértil para realizarlo lo antes posible, y mientras más rápidamente se aborde, mejor será la concreción de todas estas ideas que nosotros como Proyecto Bicentenario estamos viendo en conjunto para el futuro de la ciudad de Chillán como capital regional y de Ñuble, como región”.
Una nueva gobernanza
Otro punto que se tocó en la cita convocada por la CChC fue la inexistencia de liderazgos visibles que había hasta entonces para fortalecer la iniciativa.
Además, se advirtió –y con letras en rojo- sobre la urgencia de evitar que el eje motor de esta posible Área Metropolitana se asentara en Chillán, para no caer en ese perjudicial centralismo que pareciera estar en el ADN de Chile.
Antes de conocerse que el gobernador Crisóstomo ya estaba ad portas de pedir el estudio de factibilidad formal a la Subdere, la arquirtecta Viviana Norambuena había advertido respecto a la necesidad de contar con las iniciativas en marcha y con los liderazgos adecuados para gestionarlas.
“Hubo un organismo asesor que es el Consejo de Desarrollo Urbano que se conformó en Chillán y que asesora al presidente de la República, sin embargo, al poco andar se disolvió y eso tampoco lo entendemos, porque a través de ese organismo se puede hacer el mismo ejercicio que se hace acá en la Cámara (CChC), que en el fondo es trabajar con las herramientas para explorar las posibilidades de hacer grandes proyectos de infraestructura y otro tipo de iniciativas que requieren mucha planificación”, comentó.
La presidente del Colegio de Arquitectos añadió que no se contaba una jefatura de ordenamiento territorial, ni una unidad de análisis de inteligencia territorial (como existe en Biobío) que son necesarias para conseguir los estudios y los datos concretos que permitan justificar algún proyecto.
En esta misma línea, la presidente de la Comisión Mujer de la CChC Chillán, María Eugenia Rojas, sugirió que “lo primero que hay que hacer es aunar voluntades y para eso se debe comenzar por hacer un trabajo con las autoridades, para que ellos se den cuenta que conseguir este objetivo es tremendamente importante para el crecimiento de nuestra región el comenzar a trabajar algunos proyectos en conjunto”.
Y como segundo paso, planteó que “una vez que las autoridades estén convencidas, tenemos que seguir con las comunidades para que comprendan que los esfuerzos que se deban realizar van en beneficio de todos nosotros”.
A su juicio, las capitales de las regiones son las que, por regla general, van absorbiendo mayores recursos, por lo que muchas personas buscan llegar a la capital regional y “así es muy fácil caer en centralismos, sin embargo, como Ñuble es una región nueva, tiene la oportunidad de hacer cosas diferentes y generar una dinámica de trabajos en conjunto”.
Es por eso que para la arquitecta de la CChC, “es importante que se genere una gobernanza regional para que no sea Chillán quien termine liderando esta área metroplitana, ya que si es así va a terminar siendo lo mismo que pasa siempre, es decir, que la ciudad más grande se queda con la mayoría de los recursos”.
El apoyo privado y la inversión
De acuerdo a Ricardo Salman, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción sede Chillán, las mejoras económicas de una región deben forzosamente traducirse en mejoras económicas directas para sus habitantes.
Y una manera de contribuir para ambos objetivos es fomentar la inversión privada en todas las comunas, crear más y mejores servicios, porque “si una persona tiene que estar viajando a otras ciudades porque en las suyas no existe lo que busca, entonces las personas pierden tiempo y dinero”, aclaró.
Y esta realidad sigue en Ñuble pese a ser una región con tres capitales provinciales.
“Por años vimos muchas inversiones y adelantos que se postergaron pese a que pudieron haber sido un real beneficio para la comunidad. Este momento es el que ya tenemos que comenzar a consolidarnos y adquirir un carácter de zona metropolitana”, sostuvo.
Para Selman, esta nueva administración territorial ayudaría a acelerar el proceso de inversión, más allá de las que ya estamos recibiendo actualmente a través del MOP o del Serviu y de otras áreas como Salud.
“Sabemos que en estos días podremos ver posibles resoluciones a temas históricos de rezago en la región, con los déficit de inversión en energía de transmisión y con el embalse Punilla. Pensamos que ambos temas serán resueltos muy prontamente, lo que generará mayores niveles de empleo y esto puede llegar a hacer que la región sea un mayor aporte para el país desde la actividad silvoagroalimentaria”.