Con la frase “cada vez que vengo a Ñuble es por puras buenas noticias”, hizo su aparición en público el ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien hoy llegó hasta la cárcel de Chillán con el objetivo de inaugurar la malla perimetral que encapsula el recinto de forma completa para evitar que se lancen paquetes con drogas, fármacos y armas desde el exterior.
La malla ha reducido a cero los lanzamientos, o “pelotazos”, que el año pasado superaron los 700 incidentes. Paralelamente se acaban las peleas entre funcionarios y reos. Y las otras buenas noticias a las que hizo mención el secretario de Estado fue el lanzamiento del programa +R de reinserción laboral, en 2019, y que “actualmente entre la población penitenciaria y de gendarmes, no hay contagios de Covid-19”, apuntó.
Sin embargo, también es cierto que al ministro, cada vez que viene a Ñuble, se le pregunta por la cárcel regional, prometida en cada Gobierno hace más de 12 años, puntualmente desde antes que se cayera uno de los muros perimetrales del recinto a causa del terremoto de febrero de 2010, significando una fuga de cerca de 245 reos.
En cada gobierno solo se han hecho intentos, búsquedas de emplazamientos, anuncios de terrenos escogidos y la inmediata reacción vecinal de los residentes, cuyas movilizaciones siguen invictas, y con los gobiernos dando el brazo a torcer sin la más mínima oposición.
“Hemos tenido dificultades para encontrar un terreno”, partió explicando Larraín. Y así quedaba claro que no ha habido mayores avances, o derechamente ninguno desde que se cayó, por oposición vecinal, la opción de levantarla en San Miguel de Ablemo, en San Carlos, y posteriormente, se anunciara que se desistiría en buscar predios particulares y, en reemplazo, se barajarían solo sectores de propiedad fiscal en suelo rural.
“Hubo un terreno, pero no tuvo la acogida ciudadana. En este tipo de decisiones, en la sociedad que vivimos hoy día se exige la participación ciudadana. Pero nos hemos reunido con el intendente, con Gendarmería y otras autoridades y no vamos a dejar de procurar una nueva alternativa, y espero tener una pronta respuesta”, añadió el titular de Justicia, quien insistió que este objetivo es planteado para este Gobierno, como “una urgencia, porque tenemos que hacer una cárcel nueva que evite el hacinamiento y le brinde seguridad al personal”.
Si la piedra de tope será siempre la oposición ciudadana, Larraín apunta a la contradicción social que se genera porque “la gente quiere siempre distintos beneficios, pero le cuesta convivir con lo que se debe hacer para lograrlos. Todos quieren tener las ciudades limpias, pero nadie quiere tener un vertedero cerca; todos quieren tener las ciudades seguras, pero nadie quiere tener un recinto penitenciario cerca de su casa”.
Por eso reitera que lo que se busca es un terreno fiscal que no esté próximo a sectores poblados y que “lo que yo espero es que quede en la comuna de Chillán”.
Sobre esto último, se debe recordar que el alcalde de la capital de Ñuble, Sergio Zarzar ya comprometió su respaldo para que esta nueva cárcel modelo se edifique dentro de los límites rurales de la capital regional de Ñuble.
Como polo de desarrollo
En caso de definir un predio, antes de que sea anunciado, en el Gobierno esperan contar con el respaldo de actores sociales relevantes para que el proyecto de la cárcel modelo pueda ser socializado.
Ya se ha explicado que la cárcel no será un penal regional al cien por ciento, que no aceptará reos de alta peligrosidad provenientes de otras regiones y que, fundamentalmente, se la perfilará como un centro de trabajo y reinserción laboral.
Pero ademas, se pide que se tenga en cuenta que “por la experiencia que se ha tenido, este tipo de cárceles modelos son verdaderos polos de desarrollo”.
El concepto lo complementa la seremi de Justicia, Jacquelinne Guíñez, añadiendo que “este tipo de cárceles no son los típicos recintos que la mayoría de las personas tienen en mente, funcionan como verdaderos centros de reinserción social y laboral, pero además, como se busca construirla en un sector rural, llevará pavimento donde no lo hay, significará redes de agua potable para lugares que no cuentan con ese recurso y luminarias para los caminos”.
La seremi añade que el proyecto contempla edificación con seguridad en base a tecnología, “por lo que serán edificios sin garitas. Es más, el sistema de vigilancia tecnológica incluirá un radio de hasta ocho cuadras afuera del recinto penal, porque se pretende también que todo el entorno a la cárcel sea seguro”.
Finalmente, la seremi asegura que, aunque no se han dado fechas concretas para hacer anuncios, “uno de los objetivos de este Gobierno es terminar su periodo teniendo resuelto al menos, el tema de la ubicación, y así me lo ha dicho el ministro, que quiere que eso se realice bajo su gestión”. Al menos, los recursos están, por lo que “solo esperamos contar con el respaldo de las autoridades para que nos ayuden a socializar este proyecto cuando sea necesario anunciarlo”.
Bulnes femenino
Más concreto asoma el proyecto que existe en Ñuble para transformar la cárcel de Bulnes como un centro de cumplimiento penitenciario exclusivamente femenino y que albergue a todas las internas de la región, como hasta el momento se hace en el ala de calle Vegas de Saldías de la cárcel de Chillán, desde que las dependencias de calle Constitución quedaran inhabilitadas tras el terremoto de 2010.
El ministro Larraín explicó que, en efecto, “es un proyecto que está muy avanzado y que está en estudio por parte del Consejo Regional y esperamos que pueda tener un buen resultado, porque obedece, también, a una necesidad”.
De concretarse, las internas, que a nivel regional son cerca de 60, pasarían a ocupar el segundo recinto carcelario más grande Ñuble, tras el chillanejo, con una capacidad para sobre 100 personas.
De esta manera se podría trabajar mejor el factor de segregación, no solo respecto a la separación que debe haber entre internas condenadas y aquellas que están en prisión preventiva, sino también a quienes se l es permiten permanecer con sus hijos menores de dos años, y las que están embarazadas.
Un caso de abstinencia
Tras la inauguración de la malla que cubre 2.800 metros cuadrados, Gonzalo Hermosilla, director regional de Gendarmería Ñuble, comentó que la inversión “nos ayuda a proteger a los mismos reos, además de los funcionarios, que exponían su vida cada vez que caía uno de estos paquetes al recinto”.
La autoridad, junto con asegurar que no ha vuelto a caer drogas al recinto por vía aérea desde que se instaló la estructura, explicó que “en estos momentos tenemos solo un interno con síndrome de abstinencia, y está siendo tratado por la dupla sicosocial de nuestra institución”.