Hay varios modos de leer los resultados de ayer, pero todos convergen en lo mismo: el socialista Óscar Crisóstomo obtuvo un triunfo contundente y legítimo en su representatividad como el primer gobernador regional de Ñuble, pese a que la participación en la segunda vuelta cayó a niveles impensados, al no superar en Ñuble el umbral del 16%.
Aunque con el paso de los días los datos electorales podrán procesarse adecuadamente, todo sugiere que la clave estuvo en la capacidad que tuvo Crisóstomo y su equipo para movilizar de mejor forma su base electoral de centro-izquierda. En tanto para la derecha, el resultado fue un golpe de nocaut a sus aspiraciones de controlar esta nueva figura del sistema político regional, que la llevará a un duro camino que seguramente estará plagado de recriminaciones, tanto de cuestiones tácticas, como de otras más profundas en la relación entre los partidos de Chile Vamos.
En efecto, lo que se definió ayer es más que una ratificación del cambio en la correlación de fuerzas políticas tradicionales en Ñuble, pues la derrota del gremialista Jezer Sepúlveda es también sinónimo de un débil respaldo a la gestión del Gobierno y a su coalición, que pone más cuesta arriba la pista para sus candidatos a la Presidencia y al Parlamento.
Precisamente, Unidad Constituyente se está reinventando localmente en torno a propuestas que apuntan a corregir lo realizado por la actual administración, como también a incorporar nuevas temáticas que han tenido una débil o nula consideración por parte de las autoridades que tuvieron la misión de instalar la nueva región, y la han dirigido desde 2018 a la fecha.
En las elecciones municipales, la coalición opositora consiguió la mayor cantidad de votos, y sus candidatos ganaron las alcaldías de Chillán y de las tres capitales provinciales y ahora remata con el triunfo de Óscar Crisóstomo, cuya capacidad técnica y muñeca política serán puestas a prueba en una contexto de emergencia sanitaria y alta politización.
Privilegiar el diálogo es un aspecto que el nuevo Gobernador Regional deberá tener muy presente, y no solo para cohabitar con el representante presidencial en la zona, sino para concitar voluntades y enfrentar desafíos compartidos por las 21 comunas, como también otros particulares de cada territorio. La urgencia más visible pareciera estar en la recuperación económica y la generación de empleo post pandemia, aunque también probablemente le cobrarán propuestas incluidas en su programa que, por contenidos, mostró un esfuerzo intelectual superior a su competidor.
¿Cómo logrará cumplir esas promesas? La respuesta a esta pregunta comenzará a insinuarse recién con la conformación de su equipo, con las prioridades que fije y con la celeridad o prudencia con que las lleve adelante.
Siendo así, desde hoy mismo Óscar Crisóstomo -y tanto más desde el 14 de julio, cuando asuma oficialmente- tendrá que procurar un equipo y una hoja de ruta que le permita cumplir las expectativas que se han creado en torno a la nueva figura del gobernador regional, de modo que él pueda, por fin, ser ese representante electo de Ñuble que trasponga la meta tantas veces invocada para este territorio, del desarrollo sustentable y la equidad social.