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Señor Director:
Un superávit de 68% en las precipitaciones, 18% en la altura de la nieve entre Coquimbo y Biobío y 14% en el volumen acumulado en los embalses respecto a los promedios históricos es equivalente a contar con un saldo a favor en nuestra “cuenta hidrometeorológica”.
La Tercera publicó cómo sería el próximo verano ante la llegada inminente de La Niña, precipitaciones bajo lo normal y un descenso de la temperatura. Esto significa el regreso de la sequía y, esperemos, la oportunidad para cuestionar nuestra capacidad para gestionar los ahorros del “banco hídrico”.
La variabilidad climática de los últimos años en la zona central con episodios de altas temperaturas en invierno o temporales en verano, ¿debería impulsarnos a redefinir el concepto de “año normal” y agregar parámetros más dinámicos y holísticos? En la misma línea, ¿cómo podemos mejorar nuestra capacidad de adaptación a eventos extremos para garantizar una gestión hídrica más sostenible a largo plazo?
Pablo T. Silva Jordán
Socio GHI Proyectos