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Gestión y disposición de la basura

En 2034 cumplirá su vida útil el relleno sanitario Volta, de Quilmo, en Chillán Viejo, que recibe los residuos domiciliarios de las 21 comunas de Ñuble, y de acuerdo al Plan Regulador Intercomunal, no tendrá posibilidad de ampliar su capacidad.

Dicho plazo, si bien es aplaudido por los críticos de su operación debido a sus externalidades negativas, impone la necesidad de comenzar a definir una solución para el problema que se presentará en nueve años más.

Hoy no existen alternativas al relleno de Chillán Viejo en la región, por lo que, en 2034, de no habilitarse uno nuevo, los municipios tendrán que disponer la basura en otras regiones, como Biobío o Maule, con el consiguiente mayor gasto, sin mencionar el conflicto que pudiera generarse en Concepción, Los Ángeles o Talca.

En ese sentido, las autoridades regionales y municipales ya debiesen estar trabajando en identificar potenciales ubicaciones para uno o más rellenos, considerando que el desarrollo de este tipo de proyectos es de largo aliento.

La disposición de residuos domiciliarios es un negocio que desarrolla el sector privado, sin embargo, el sector público cumple un rol fiscalizador y también está llamado a orientar la inversión privada en este ámbito, sobre la base de una adecuada planificación territorial que considere aspectos técnicos, ambientales y sociales.

En ese sentido, la respuesta a un problema crítico queda en manos del mercado, que suele ser más eficiente, pero no necesariamente ofrece soluciones más sustentables, desafío que se torna más complejo dado que ningún alcalde está disponible para aceptar un relleno en su comuna.

No se trata de un problema que se pueda postergar, pues es sabido que se trata de proyectos de largo plazo, que requieren varios años para la realización de estudios y diseños, la obtención de permisos y su ejecución.

Claramente, la solución no pasa únicamente por desarrollar un nuevo relleno, pues también es fundamental reducir el volumen de residuos, de la mano del reciclaje y el compostaje, dos prácticas que no han logrado penetrar con éxito en la población local.

Lamentablemente, son escasos los incentivos económicos para promover el reciclaje y la economía circular; y los esfuerzos en materia de educación siguen siendo insuficientes. En Chile, menos del 5% de la basura se recicla.

Por ello, las soluciones requieren una política pública que integre la mirada de los distintos sectores involucrados, del ámbito público y privado, así como de la academia, y que fomente la participación ciudadana, una de las principales deudas en este ámbito.

Esto también lleva a plantear desafíos a nivel territorial, puesto que la mayoría de las comunas de Ñuble no cuenta con la infraestructura suficiente para la separación en origen, la recolección diferenciada y el procesamiento de materiales reciclables.

Es urgente que los municipios comiencen a trabajar en conjunto, de manera asociativa, en la búsqueda de alternativas, tal vez en alianzas público-privadas, sin temor a innovar, avanzando a través de una adecuada planificación, que incorpore la opinión de los vecinos y una buena dosis de realismo. Por ello también es clave el apoyo del Gobierno Regional y del nivel central, tanto en la articulación de los municipios como en el financiamiento y asesoramiento en el diseño de las soluciones.

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