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Señor Director:
Las carreras de galgos son una tradición cuestionable que ha dejado a miles de perros en situación de abandono y maltrato. Estos animales, explotados por su velocidad, terminan siendo descartados como objetos cuando ya no cumplen con los “estándares”. Es hora de detener esta práctica. Sin embargo, debemos también preguntarnos: ¿Qué hacemos con los galgos que quedan a la deriva?
La respuesta es clara: asumir nuestra responsabilidad. Estos perros merecen una segunda oportunidad. Se requiere un esfuerzo conjunto, donde todos —sociedad, organizaciones y Estado— trabajemos para garantizar su bienestar. No basta con prohibir las carreras; debemos ofrecer refugio, cuidados y, sobre todo, hogares amorosos. Transformemos esta situación en un acto de compasión. Los galgos necesitan más que leyes: necesitan nuestro compromiso y cariño.
Miguel Leiva
CEO de Perryland.cl