Antes de la pandemia y del efecto covid-19 sobre la economía, las nuevas tecnologías de la información eran una asignatura pendiente para las empresas y los consumidores, pero más de 200 días de emergencia sanitaria han hecho que temas como el teletrabajo, la educación a distancia y el comercio electrónico, evolucionen rápidamente y sean una realidad anticipada.
En 2019 Chile tenía aproximadamente 200 mil teletrabajadores; después del 15 de marzo, este número aumentó a millones. Durante siete meses, el teletrabajo ha sido la principal herramienta para las empresas y, al parecer, esta tendencia no cambiará por lo menos dentro de los próximos 18 meses; de hecho, lo que parece ser la tendencia global es que más del 50 % de las empresas reduzcan sus espacios físicos de trabajo y sigan implementando prácticas de distanciamiento social durante un buen periodo de tiempo.
La educación virtual ahora es una necesidad. Según Online Business School, el mercado del e-learning experimentará un crecimiento del 9,6 % y se mantendrá constante. Antes del coronavirus, en nuestro país el 5% de los estudiantes estaban en modalidad virtual. No obstante los esfuerzos, la pandemia demostró dos aspectos claves para mejorar: el primero, el reto más complejo por resolver, es la disponibilidad de infraestructura para poder responder a la demanda educativa. El segundo, la necesidad de capacitar a los maestros para enfrentarse a la virtualidad; en la inmensa mayoría de los casos, lo que se dio fue educación remota y no virtual. Adaptar el modelo presencial al online no es simplemente transmitir mediante una plataforma. La tecnología jamás remplazará al profesor ni al aula de clases, pero sí puede ser su gran aliada. Por eso requiere seguir una capacitación y alfabetizando que permita a los docentes apropiarse de las herramientas y metodología pedagógica.
Un tercer aspecto para analizar es la telemedicina, que ha demostrado que puede ser una gran aliada para descongestionar los centros médicos, ahorrar tiempo en desplazamientos y, sobre todo, suplir la falta de especialistas en ciudades pequeñas y otras no tanto, como Chillán.
Finalmente, cualquier balance y proyección en el ámbito de la tecnología debe considerar lo que ha ocurrido con el comercio electrónico, que si bien estaba más crecido que los tres aspectos anteriores, hoy podemos decir, con certeza, que es una modalidad que también llegó para quedarse.
La tecnología ha sido clave para enfrentar la emergencia y será fundamental en la reactivación, y aunque falta mucho por avanzar, la gran lección es que aquel que no se suba a este carro no solo quedará rezagado, sino que corre el riesgo de convertirse en un excluido de la economía post pandemia.