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Continúa en marcha el proyecto del futuro jardín botánico de Ñuble, que en mayo pasado culminó su etapa de diseño. La participación ciudadana y la vinculación intersectorial con las instituciones públicas han sido partes de las actividades de este proceso, encabezado por Corporación Nacional Forestal (Conaf).
El miércoles recién pasado hubo una charla de difusión de la propuesta, donde se conocieron detalles técnicos y se acogieron comentarios tanto de servicios públicos como de vecinos cercanos al terreno perteneciente al Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf, ubicado en Avenida Andrés Bello N°1.320 de Chillán, donde una superficie de tres hectáreas será destinada al jardín.
El proyecto comenzó el 2023 y se pretende ejecutar en un plazo de cinco años, tiempo que estará sujeto a la obtención de las fuentes de financiamiento, a variables biológicas, o a otros contratiempos que podrían extender este plazo. No obstante, se trata de un proyecto a largo plazo, Actualmente está en el año dos de su ejecución y, según reportan desde Conaf, se ha ido desarrollando acorde a lo planificado.
Entre las actividades ya realizadas, además del diseño y la sociabilización de la propuesta, se han adquirido plantas exóticas, se ha realizado la limpieza y marcación del terreno, además de la plantación de especies exóticas e instalación provisoria del sistema de riego.
La iniciativa nace de la necesidad de dotar a la capital regional de un nuevo “pulmón verde”, ya que tiene un promedio de áreas verdes por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 2,5 a 3,0 metros cuadrados por habitante, mientras que lo indicado es 9.
“La creación del ‘Jardín Botánico de Ñuble’ pretende sumar 30.000 metros cuadrados más de áreas verdes para Chillán, lo que contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas y sus condiciones socioambientales, generación de servicios ecosistémicos, regulación de la temperatura, reducción de la contaminación del aire, brindar un espacio recreativo para la actividad física y el bienestar mental, entre otros”, destacó director regional de Conaf, Salvador Ramírez.
El espacio pretende ser, ante todo, un área donde se conservan plantas para investigación científica y para ser exhibidas al público.
“El objetivo es mantener colecciones vivas de plantas debidamente inventariadas, investigación científica centrada en las diferentes especies, educación y divulgación pública de dicha información. El ‘Jardín Botánico de Ñuble’ incluirá diversos elementos que respondan a focos de interés y/o expectativas de distintos públicos, centrados siempre en su sustentabilidad y recreando los principales ecosistemas presentes en la región de Ñuble”, detalla.
En el jardín botánico se plantarán un total de 1.657 especies con hábitos de crecimiento arbóreo, arbustivo, herbáceo y trepador, y el 96% de las especies a plantar son de origen nativo. Se podrán encontrar Peumo, Boldo, Coihue, Avellano, Arrayán, Naranjillo, Pitao, Guindo Santo, Canelo, Laurel, Patagua, Olivillo Tulipero, Tilo entre otras, especies.
Desde Conaf indican que el propósito de la creación del nuevo pulmón verde es “promover el interés de la ciudadanía por entender y vivir con la naturaleza, educar para contribuir a la conservación y uso sustentable de las plantas endémicas y nativas, acercar a la comunidad la biodiversidad de la región y generar un sentido de pertenencia, cuya finalidad sea el cuidado del medio ambiente local”.
Forma de “mariposita blanca”
Detrás del diseño del jardín botánico, estuvo un equipo de la Universidad de Bío-Bío, que en un plazo de seis meses y un presupuesto de 13 millones de pesos desarrollaron el trabajo.
La forma del espacio se inspiró en la flor Schizanthus pinnatus o conocida popularmente como “mariposita blanca”, planta herbácea nativa de Chile y Argentina.
Según la académica del Departamento de Ciencias Básicas de la UBB, Dra. Patricia Arancibia, el futuro jardín botánico representará los diferentes ecosistemas de Ñuble y a diferencia de otros como el de Valdivia, comenzará desde cero, es decir, a partir de la semilla.
“Las especies tienen que ser con trazabilidad, eso significa que no podemos colocar árboles ya crecidos. Tenemos que empezar desde la semilla, porque las semillas deben ser colectadas por especialistas que digan yo la colecté en tal o cuál lugar, fecha, a tal hora. Ese registro es importante, porque si quieres hacer investigación con rigurosidad debes saber de dónde viene la planta. Entonces, la semilla se demora, hay que germinar, ver que crezca, tenemos que esperar. Creo que en un plazo de 10 años va tener más o menos forma este jardín”, explica.
El factor cambio climático no es ajeno al proyecto. Plantas de escaso consumo hídrico serán parte del futuro espacio. “Son todas especies de la Región de Ñuble, están adaptadas a nuestro clima. Ahora nadie sabe que va pasar con el cambio climático, puede que nos enfrentemos a una sequía prolongada, a lo mejor inundaciones en el invierno, olas de calor intensas, las plantas se adaptan, pero también hay problemas de recambio de especies y vamos tener que ver lo que pasa en el futuro, pero están representado todos los ecosistemas de Ñuble, sobre todo plantas esclerófilas con alta resistencia a la sequía”, sostiene.
En el diseño, están contemplados invernaderos, elementos culturales, un humedal para reciclar aguas grises, un anfiteatro, entre otros aspectos, que darán vida al futuro espacio natural.
“Tenemos contemplados dos invernaderos, porque queremos preservar y conservar especies que están en peligro de extinción o de algún un tipo de peligro, por ejemplo, el Queule y otros más, pero el invernadero es esencial para investigación, conservación y preservación. También tenemos un dibujo del mapa de Chile, donde tenemos la cultura y el folclor representado por Violeta Parra, cuya canción ‘La jardinera’ contempla muchas flores. Todas esas plantas están contempladas en un pasadizo o jardín de Violeta Parra. Además, el anfiteatro nos va permitir, mediante un plan de gestión cultural, acercarnos también a la comunidad”, detalla.
Asimismo, la docente aclara que el nuevo jardín no solo estará destinado a la investigación científica y preservación de especies, sino también pretende convertirse un lugar de vinculación con la comunidad y una instancia educativa frente al cuidado del medio ambiente.
“El humedal es una representación de cómo las aguas pueden ser recicladas. Vamos a utilizarlas aguas grises de los baños del jardín botánico, un volumen muy menor, que va ser reciclado en este humedal urbano, para enseñarle a la comunidad también que el agua puede ser reciclada y esas serán nuevamente utilizada para regar las especies, justamente para la conservación del agua. Vamos a tener un parque para enseñar a hacer compost, un taller de huerta, se van a hacer convenios con instituciones educativas, que los niños puedan venir a conocer las especies”, valora.
El diseño consideró un estudio de suelo para determinar la ubicación adecuada de las especies a plantar, con el fin de velar por su crecimiento saludable.
“Para saber la altura de las napas, porque hay plantas, cuyas raíces son los árboles, después de cinco a seis años empiezan a pudrirse las raíces si tienen contacto con el agua. Hay que saber dónde colocar un árbol y si es que hay algún problema hacer algo para remediarlo. El diseño se hizo de tal forma para que los árboles queden en una parte y las plantas, en otra”, indica.
La voz de los vecinos
En el marco del proceso de participación ciudadana se realizó, primero, un taller de validación, donde 34 personas de diferentes instituciones y organizaciones de la Sociedad Civil hicieron propuestas y, segundo, una consulta ciudadana donde un 81,5% de la muestra consideró atractiva o muy atractiva la propuesta arquitectónica del proyecto, de un total de 942 personas.
A la charla de difusión del proyecto realizada el miércoles pasado en Conaf, fueron invitados vecinos del Parque Residencial Andalucía para conocer sus opiniones y aclarar dudas debido a la proximidad del sector con el futuro jardín. Si bien consideran que es un aporte positivo para el desarrollo de la ciudad, no escondieron sus preocupaciones respecto a eventuales externalidades negativas que podrían darse una vez operativo.
Juan Guillermo Lagos, quien es uno de los primeros residentes, manifiesta que existen expectativas positivas respecto al jardín, sin embargo, espera se puedan atender adecuadamente algunas observaciones planteadas.
“Se hablaba de un humedal, que trae varias cosas, dentro de ellas, zancudos, por ejemplo, o infiltración de agua, pero dijeron que viene con todas normas ISO que seguramente van evitar ese tipo de cosas. Por otro lado, se hablaba de un anfiteatro y en nuestro país estamos acostumbrados a utilizar cosas que no son para eso. Por ejemplo; los estadios se ocupan para grandes conciertos y llevan una gran cantidad de gente que al final saturan los sectores aledaños. También es una preocupación para qué se va a ocupar. También el tipo de plantas, porque el viento lleva y trae semillas de un lado y otro, entonces, puede ser invasivo tanto las que uno tiene como las del parque hacia sectores residenciales o algunas veces se producen alergias con algún tipo de árbol que se pudiera plantar. También están las plagas que pudiese traer, entonces, tiene aspectos positivos y negativos que se van aclarando”, expone.
Asimismo, el vecino espera que el proyecto tenga continuidad en los gobiernos venideros y no quede en el olvido. “Lo ideal es que tenga una sustentabilidad en el tiempo, que fuera algo de Estado, no solo de un gobierno. No porque cambie el gobierno deje de funcionar y termine en un terreno eriazo que podría llegar la delincuencia y otro tipo de cosas”, apunta.
El vecino del sector Andalucía, Ricardo Morales, destaca la importancia de este proyecto, resaltando su valor estético y educativo para la comunidad. Aunque enfatiza en la necesidad de abordar aspectos técnicos para evitar alterar la calidad de vida de los residentes.
“La seguridad del sector que va ser bien grande, los horarios de utilización del lugar, que haya un sistema de seguridad en los perímetros. Lo otro más que la fumigación, en sí, tiene que ver con aspectos técnicos que quizás para nosotros sea importante estar en conocimiento. Tenemos árboles que no son nativos en el sector que podría afectar el jardín o aspectos técnicos que tenemos que conocer en cómo aportar al cuidado del jardín, ya que uno podría contaminar de alguna manera, o sea, cosas que ellos puedan ir educándonos. Nosotros siempre tenemos que estar fumigando las casas, porque son sectores antiguos, de campos y arroceras”, señala.
Asimismo, el residente subraya la importancia de gestionar el proyecto de manera que no comprometa la tranquilidad del sector. Si bien reconoció la necesidad de actividades culturales en espacios públicos, hizo hincapié en la importancia de regulaciones efectivas del anfiteatro para evitar la contaminación acústica y garantizar un equilibrio.
Por su parte, Faride Zuñiga, vecina del sector Andalucía, espera que el proyecto siga su curso y no ponga en riesgo la armonía del sector, abordando temas cruciales como las nuevas vías de acceso, estacionamientos y medidas de seguridad.
“Creo que es un tremendo proyecto que ojalá se llegue a concretar, porque van a venir a agregar mucho valor a nuestra región. Sin embargo, es fundamental la opinión de la ciudadanía, los aportes que salgan de la comunidad para poder afrontar los desafíos para que este proyecto se realice sin pasar a llevar la integridad que las personas han elegido para vivir, por salud mental y por todo lo que conlleva pasar de un barrio residencial muy tranquilo a ejecutar obras de gran impacto”, expresa.