Francia inició este martes un desconfinamiento paulatino antes de Navidad, pero las autoridades piden a los franceses no bajar la guardia para evitar una nueva ola de covid-19 tras las fiestas.
El confinamiento, instaurado el 30 de octubre, para hacer frente a una fuerte segunda ola de contagios, será remplazado por un toque de queda nocturno, con la excepción de la noche del 24 de diciembre.
Concretamente, los franceses podrán salir a las calles desde este martes sin tener que llenar un certificado que justifique su salida, pero tendrán que volver a casa antes de las 20 horas y permanecer allí hasta las 06 horas.
Pero la vida de los franceses está lejos de volver a la normalidad, ya que los restaurantes, bares, gimnasios, museos, cines y teatros permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.
Su reapertura “dependerá de cómo hayamos pasado el período festivo”, lo que puede “favorecer una circulación acelerada” del virus si “no somos responsables colectivamente”, dijo el primer ministro Jean Castex.
El mundo de la cultura organiza el martes varias concentraciones en toda Francia para protestar contra los cierres.
En un intento por calmar el descontento, Castex confirmó que se concederán “35 millones de euros adicionales” al sector cultural y que la situación se revisaría el 7 de enero para ver si es posible una reapertura.
En cuanto a la hostelería y la restauración, varios miles de profesionales se reunieron en París el lunes para exigir poder trabajar.
Para limitar los riesgos de contagio antes de las vacaciones escolares, que inician el viernes por la tarde, Castex, dijo que se autorizará a los padres que así lo deseen no mandar a sus hijos a la escuela este jueves y viernes.
“Siempre que sea posible, especialmente si van a recibir a personas vulnerables en Navidad, si pueden no mandar a sus hijos a la escuela el jueves y viernes háganlo”, dijo Castex en una entrevista con la radio Europe 1.
El primer ministro recomendó también a los franceses que vayan a pasar las fiestas de fin de año en familia o con amigos que se “autoconfinen” una semana antes, es decir que tomen vacaciones o que trabajen desde casa siete días antes del 24 o el 31 de diciembre.
Desde el comienzo de la epidemia en Francia han muerto más de 58.000 personas y se siguen registrando en promedio 12.000 nuevos casos al día en todo el país.