Fragilidad laboral
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Las recientes cifras de desempleo siguen mostrando un panorama desalentador respecto al nivel de actividad del mercado laboral en Ñuble, que continúa ubicándose como la región con la mayor desocupación del país. La tasa del trimestre móvil julio-septiembre alcanzó un 8,6%, 1,6 puntos porcentuales sobre el promedio nacional.
En el caso de la intercomuna Chillán-Chillán Viejo, la tasa fue 9,2%, lo que representa una disminución de 1,6 puntos en comparación con igual periodo de 2018 y también una caída de 0,9 puntos respecto de junio-agosto de 2019. Con este guarismo, es la sexta ciudad con mayor desempleo del país.
Entre los expertos locales hay coincidencia en que la región y su capital tiene un problema estructural de desempleo, marcado por un aumento importante de la fuerza de trabajo, que puede atribuirse en parte al crecimiento vegetativo de la población, pero también a un aumento consistente de la tasa de desempleo femenino. Las cifras regionales conocidas la semana pasada lo confirman, pues la desocupación en mujeres alcanzó un 11,9%, mientras que en los hombres llegó a 6,2%.
El cuadro que pintan las estadísticas sugiere que no solo la autoridad, sino todos los sectores que son parte de la Región de Ñuble tomen nota de esta desaceleración y fragilidad de nuestro mercado laboral, y se enfoquen en buscar soluciones de fondo para reactivar la economía local y el empleo.
Las soluciones son ampliamente conocidas, pero no por ello se avanza en ellas. Fortalecer el capital humano, aumentar la inversión pública y privada y diversificar la matriz productiva mediante la agregación de valor a la producción, son cuestiones clave y de largo plazo. También será estratégico generar incentivos locales para atraer inversiones y reducir los niveles de incertidumbre de inversionistas y de los consumidores.
Las recomendaciones que han dado organismos especializados es que desde las políticas públicas también se puede mejorar el empleo y así como se ha realizado en otras regiones, aquí igual es posible generar polos de desarrollo para determinadas industrias, energéticas, turísticas, de exportación de cultivos orgánicos, cultural, aprovechando también las ventajas naturales e históricas de Ñuble.
Si la región quiere mejorar sus niveles de empleo y elevar las remuneraciones promedio de sus trabajadores, debe generar una política bien elaborada y con claros incentivos para ello, que traiga frutos permanentes y no solo de corto plazo, como suele ser la irresistible tentación de autoridades y líderes políticos que no ven más allá de los tiempos de un ciclo electoral.
El comportamiento del empleo en la naciente Región requiere de una mirada permanente por parte de las autoridades, de las universidades y centros de estudios y de los empresarios, y no puede descansar en los factores estacionales, puesto que una política exitosa en este ámbito tendrá efectos en toda la población.
Ese a fin de cuentas es el sentido que tenía convertirse en Región: autonomía y capacidades humanas y financieras para producir mayor bienestar a todos los habitantes de Ñuble.