Fragilidad defensiva
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Ñublense es el equipo con la peor defensa del torneo al cabo de las primeras cinco fechas.
Ha recibido 10 goles en cinco partidos, evidenciando una fragilidad preocupante.
Lo que impresiona es que al equipo de Germán Cavalieri no le llegan mucho, pero sí le convierten con facilidad.
¿Por qué tantas licencias? Porque, primero, hay rendimientos individuales por debajo de la media, y además, jugadores que no son especialistas, cumpliendo faenas para las cuales no tienen rasgos.
Ayer Andrés Díaz, que había flaqueado en la marca como central, sufrió como lateral derecho improvisado.
Iván Pardo, que es un puntero o volante, jugó de lateral y no aportó ni marca ni proyección.
Kevin Hidalgo, que ha pasado por todos los puestos de la defensa, se mostró débil en el mano a mano.
Las lesiones de Brayan Molina, zaguero central argentino y del lateral zurdo, Fernando Lazcano, desnudaron la falta de jerarquía defensiva de un bloque posterior que sufre cada vez que le llegan.
La defensa de Ñublense no marca con agresividad. Sus defensores lo hacen a dos metros y protagonizan desatenciones inexplicables en la marca y el juego aéreo.
En la búsqueda de la conformación de una defensa más sólida, Germán Cavalieri también se ha nublado, con la introducción de muchas variantes que a ratos generan desconcierto más que seguridad. Y lo que viene preocupa mucho más, porque ahora jugará con Rangers en Talca por el torneo y visitará el sábado a Iberia por la Copa Chile.
Los ajustes defensivos tendrán que venir, pero la interrogante pasa por si Cavalieri tiene los defensores idóneos o simplemente, se equivocó en la conformación de su defensa.