Una Región que nació con los niveles de pobreza que exhibe Ñuble, no puede distraerse del objetivo de crecer, y ese crecimiento requiere proteger a las pymes de sus 21 comunas, por lo que la definición de ayudas e incentivos debe ser equitativa, desprovista de sesgos políticos. Finalmente, para tener mejores Pymes no se puede desatender el desafío cultural, consistente en establecer una estrategia de fomento del emprendimiento, con especial foco en el sistema educativo y las nuevas generaciones.
El 82% de las empresas que existen en el territorio son pymes y pertenecen principalmente a los rubros comercio, transporte, actividades inmobiliarias y agricultura, sector este último que se encuentra muy poco diversificado. Además, históricamente ha tenido menos acceso a programas de apoyo de instituciones públicas que el resto del país y sus ventas son 45% más bajas que el promedio nacional.
Evidentemente, ese cuadro se ha agudizado los últimos 3 años, y pese a los programas de ayuda estatal, la situación de muchas pymes es compleja y recomponer su posición financiera, que se ha visto deteriorada al reducirse los ahorros y aumentado el endeudamiento, es el gran desafío que enfrentan este año.
Lo anterior plantea, por un lado, el desafío de seguir potenciando la implementación de programas estatales de financiamiento, de capacitación de las pymes que no han logrado digitalizar sus operaciones, lo mismo que sus empleados, y de acceso a mercados nacionales e internacionales, así como también los procesos de encadenamiento productivo.
En consecuencia, es misión de los diferentes niveles de Gobierno de la Región -y también de los municipios- interactuar con los emprendedores, promoviendo la construcción de espacios territoriales que favorezcan una recuperación lo más integral posible de los propios territorios, y de ahí retomar el camino a una mayor competitividad y el desarrollo a largo plazo de las pequeñas y medianas empresas locales.
Lo visto hasta ahora han sido la extensión de iniciativas creadas en el gobierno anterior, lo que está muy bien, pues
no tiene sentido eliminar lo que funciona, además del nuevo programa “Activa Chile Apoya”, impulsado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo y ejecutado por Corfo y, sin duda -lo más significativo en términos financieros- las transferencias del Gobierno Regional de Ñuble a unidades del Ministerio de Economía, que bordean los 6 mil millones.
Sin embargo, no es suficiente. Hasta ahora los programas de Gobierno solo han podido cubrir los requerimientos de un tercio de las mipymes. Igualmente preocupante es que por cada unidad legal exista una informal, por lo que en paralelo al salvataje se requiere seguir destinando recursos para lograr la formalización de estos emprendimientos. Vale mencionar que la última encuesta de empleo del INE estimó el empleo informal en 35%, la segunda más alta del país.
Una Región que nació con los niveles de pobreza que exhibe Ñuble, no puede distraerse del objetivo de crecer, y ese crecimiento requiere proteger a las pymes de sus 21 comunas, por lo que la definición de ayudas e incentivos debe ser equitativa, desprovista de sesgos políticos y responder a una visión estratégica del desarrollo regional.
Finalmente, para tener mejores Pymes no se puede desatender el desafío cultural, consistente en establecer una estrategia de fomento del emprendimiento, con especial foco en el sistema educativo y las nuevas generaciones. Desarrollar una cultura emprendedora toma tiempo y requiere de generosidad y altura de miras de las autoridades de turno, que deben comprender que estamos hablando del único círculo virtuoso que puede promover el desarrollo social de la Región.
