Señor Director:
Desde octubre de 2019 a la fecha Chile ha estado sufriendo los síntomas propios de un cuadro de virulencia ideológica extrema que pusieron no sólo en jaque la estabilidad de nuestra nación, sino que además nos tiene estancados, pasando de ser los mejores del barrio a ser del montón, con niveles insospechados de mediocridad.
Y quienes fueron responsables de esparcir este virus hoy se ven inquietos para afrontar el presente producto de su pasado. Uno donde desde sus delirios de superioridad moral glorificaban la figura del “Perro Matapacos”, criticaban la “militarización del Wallmapu” pidiendo que los militares se “devolvieran a sus cuarteles”, entre otros.
Pareciera que la ciudadanía ha tenido un nuevo despertar, más aún tras el reciente asesinato de 3 carabineros, que no ha dejado a nadie indiferente. Pareciera que los síntomas de la fiebre ideológica fueran en retirada, más los costos de la enfermedad los seguiremos pagando por décadas.
Rodrigo Durán Guzmán