Factores de la informalidad laboral

Según el INE, durante el trimestre móvil julio-septiembre de 2025, la tasa de ocupación informal en Ñuble se situó en 32,5%, lo que representó una disminución de 1,2 puntos respecto a igual periodo de 2024. No obstante, sigue siendo una tasa elevada, de hecho, es la tercera más alta a nivel nacional y está muy por encima del promedio país de 26,2%.
La informalidad es un mal crónico de la región, propio del subdesarrollo, que se va fortaleciendo de la mano del debilitamiento del mercado laboral, con tasas de desempleo de dos dígitos durante gran parte del año.
De los 71 mil trabajadores informales estimados por el INE en la región, las actividades que concentran mayor número son: agricultura (12.670), comercio (9.160), construcción (10.200), empleo doméstico (6.800), industrias manufactureras (5.690), transporte y almacenamiento (3.440), y alojamiento y comidas (5.310).
Pero el escaso dinamismo de la economía y su incapacidad de generar suficientes empleos formales para absorber la creciente fuerza de trabajo no son los únicos factores. La informalidad también responde a otros fenómenos, como la migración, los desajustes del mercado laboral, los bajos salarios en el sector formal, las rigideces normativas y la permisividad de la autoridad con ciertas actividades ilegales.
Las estadísticas permiten identificar, además, las dificultades de algunos grupos para integrar el mercado laboral formal en la región, como los mayores de 55 años, cuya tasa de informalidad alcanza a 41,8%.
Por otro lado, en ciertos segmentos se observa falta de interés por ingresar al mercado formal, lo que está relacionado con el escaso dinamismo económico y algunas rigideces, tanto en lo normativo como en las características de la oferta y demanda de empleos. Asimismo, un número no menor teme perder ciertos beneficios sociales si se formaliza.
Pero también es importante considerar la rigidez de las jornadas como un desincentivo a la formalización, ya que hay un importante número de trabajadores que tienen también un rol de cuidadores, donde el teletrabajo o el trabajo parcial constituyen sus únicas alternativas.
La informalidad es también la única alternativa para quienes han perdido su empleo y no han podido reinsertarse en el mercado laboral en las mismas condiciones salariales anteriores, viéndose obligados a emprender o trabajar por cuenta propia, un mundo donde se estima que el 70% de los trabajadores son informales.
En términos generales, la informalidad laboral se combate con crecimiento económico, un desafío complejo para el país y para la región; por otro lado, se requiere flexibilizar la legislación laboral, con pragmatismo y sin eslóganes, de manera que ésta responda adecuadamente a las necesidades de las empresas y los trabajadores, sin que ello signifique una desprotección; pero también se enfrenta con educación y con fiscalización efectiva, dos aspectos en los que hay mucho por mejorar.
Por ello sigue siendo urgente avanzar en políticas que incentiven la formalización; pero paralelamente, subsanar las brechas de competitividad que mantienen rezagada a la región en muchos indicadores, como la calificación del capital humano, la disponibilidad de energía, la infraestructura pública, la conectividad digital y la seguridad de riego, que son precisamente aquellos nudos que hoy desincentivan la inversión.