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Señor Director:
Concluidas las primarias ya entramos en tierra derecha para lo que serán las elecciones de octubre. En este escenario, donde recordemos estará presente el voto obligatorio, no es menos importante considerar un fenómeno al alza y que va a estar presente en los temas políticos y sociales: me refiero al género urbano.
Los referentes de la música urbana – o movimiento urbano – no sólo amplifican mensajes de cambio y justicia social, sino que también movilizan a sus seguidores a participar activamente en movimientos y protestas, como fue el caso de lo que ocurrió en Puerto Rico con las manifestaciones que llevaron a la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló. Al hacerlo, pueden inclinar la balanza política al influir en la opinión pública y fomentar la participación electoral entre jóvenes que buscan resonar con voces y causas que consideran auténticas y representativas de sus realidades como fue, por ejemplo en el caso de Chile, lo ocurrido en octubre de 2019.
A nivel local Chile cuenta con una amplia gama de representantes de este género, todos exitosos y con millones de seguidores en sus plataformas, pudiendo ser cantantes u otros tipo de referentes, como fue el caso de lo ocurrido en junio de 2021 donde la ex candidata Karina Oliva se vinculó con la influencer conocida como “Naya Fácil”. La inclusión de esta última en su campaña movilizó votos que le permitieron ganar la primera vuelta de gobernadores y tener contra las cuerdas a Claudio Orrego. Esa señal, que pasó desapercibida en el aspecto político, hoy debiera estar presente en candidaturas, partidos y coaliciones. La influencia del género urbano no es menor y quienes sepan entender esas motivaciones, gustos y preferencias podrían terminar nivelando la balanza a su favor.
Rodrigo Durán Guzmán