De los cerca de 1.4 millones de extranjeros que hoy cuentan con residencia en Chile (el 7% de la población), según cifras del departamento de Extranjería de la Intendencia de Ñuble, en nuestra región la cifra llega a los 13.897 inmigrantes.
Tal como se advierte en el resto del país, la mayoría provienen de Venezuela, luego de Perú, Haití y Colombia. Sin embargo, hay una cifra negra que se estima muy alta considerando los ingresos irregulares por pasos ilegales y a través de innumerables formas.
Por eso es que hoy, en la Intendencia, se abordó el tema de la nueva ley de inmigración que se promulgó por parte del Gobierno, tras ocho años de discusión. Y esta se hizo con dos enfoques, el primero, que continúa con una parte del espíritu de la norma de 1975 con énfasis en la seguridad del Estado; y una segunda, más acorde a los Derechos Humanos que marcan las leyes internacionales de migración.
Dentro de quienes participaron de la difusión de esta nueva ley a nivel local, estaba el jefe regional de la Policía de Investigaciones de Ñuble, prefecto Marcelo Mendoza, quien advirtió en primera instancia que “acá hay que diferenciar dos tipos de irregularidades en el concepto de inmigración. Hay algunas personas extranjeras que comenzaron a hacer sus trámites y por diversos motivos estos no se completaron, ya sea porque el interesado no tuvo la regularidad para continuar con el proceso o se han encontrado con algunas dificultades para finiquitarlas; pero también hay personas que derechamente ingresaron de manera clandestina, y eso ya es un delito, por lo que son denunciadas a las autoridades administrativas para que se ejecute su expulsión”.
Apuntando al temor de más delincuencia u otras desventajas, que se advierte en redes sociales, sostuvo que cuando se producen este tipo de fenómenos, “se le está abriendo la puerta a otras culturas, y esas otras culturas incluyen diferentes modos de vida, lo que significan aspectos positivos y negativos, como algunos fenómenos delictuales o de incivilidades, y eso es algo para lo que debemos estar preparados, tenemos que observarlo, estudiarlo y finalmente tomar las medidas necesarias para que no se manifiesten”.
Mendoza, de todas formas, pidió no perder el foco en que estos temores y vacíos legales a los que se apela en redes sociales son, precisamente, los que se busca solucionar con esta nueva ley que , citando al Presidente Sebastián Piñera, buscan “combatir la inmigración irregular y promover el ingreso legal y ordenado”.
Cuestionan los recursos
Uno de los que ha estado especialmente atento al proceso migratorio en Ñuble es el abogado Carlos Ruiz, exencargado regional de migración, cuando aún era una unidad de la Gobernación de Diguillín.
El candidato a magíster (UdeC) quien realiza su tesis en este tema, advierte que “capacitar a personas en procesos migratorios es carísimo, no se trata solo de un par de cursos. Me preocupa de dónde saldrán los recursos para estas nuevas unidades que deberán crearse (Dirección de Migración), considerando que, por ejemplo, sé que en las actuales dependencias se las dotó con los computadores que no fueron renovados en la Intendencia, y es cosa de ver la infraestructura actual en la que deben trabajar sus funcionarios para darse cuenta de que se está lejos de lo que exige la nueva ley”.
De todas formas, Ruiz postula que “esta ley es mucho mejor que lo hay hasta el momento, pero seamos sinceros, en ninguna parte del mundo se ha solucionado el conflicto de la inmigración ilegal con solo promulgar una nueva ley”.
Es por esto que, esta nueva ley busca facilitar no solo la tramitación de estancia regularizada, sino que entregar de manera expedita un Rut para que el extranjero pueda acceder a contratos de trabajo legalmente y tenga acceso a los servicios de salud, educación o vivienda para lo que se exige tener una cédula oficial. Y así, otra lista de beneficios que buscan desincentivar el ingreso clandestino.
Finalmente, Ruiz, añade que “no se puede sólo buscar flexibilidades para bajar la tasa de ingresos ilegales, se debe ser también más exigentes en algunos aspectos. Por ejemplo, vemos como países como Australia, Nueva Zelanda o Canadá que siempre llaman a personas de países como Chile a irse a trabajar allá, sí exigen títulos o experiencia demostrable en diversos oficios y, por sobre todo, el manejo del inglés. Acá todavía tenemos más de 300 mil haitianos que llevan años en el país y aún no aprenden castellano, entonces no es fácil integrarlos”.
Baja tasa delictual
Diversos estudios realizados en el país que apuntan a una muy baja tasa delictiva con participación de extranjeros en Chile, y que se aproxima a una tasa del 1,4% del total, por eso, en el Gobierno la mirada es más optimista de lo que puede significar un ingreso regulado de extranjeros.
“Recibamos bien a estas personas que vienen a aportar, que vienen a crear y hacer crecer otras oportunidades en la Región, evitando la discriminación y por sobre todo, haciéndolos un ciudadano más de este país”, sostuvo Alan Ibáñez, coordinador regional de Seguridad Pública.