Exitosa jornada electoral

Desde distintos ángulos se puede concluir que la jornada electoral de este domingo fue exitosa. Sin violencia, sin miedo, sin acusaciones de fraude, con una expedita y transparente entrega de información oficial, con una alta participación y, en términos generales, con amistad cívica entre los candidatos. De eso se trata la democracia y Chile volvió a dar el ejemplo, pues no son muchos los países en el mundo que tienen ese privilegio.
Las tasas de participación electoral superaron algunas expectativas y también el registro de 2024, no solo por tratarse de una elección con voto obligatorio, sino que, por las características de estos comicios, en que hubo una amplia oferta de candidatos presidenciales que buscaban conquistar a distintos segmentos de la población, con una campaña muy competitiva, donde abundó la apelación a las emociones, como el miedo, la rabia, la esperanza o el revanchismo, entre otros. La alta votación de los candidatos críticos del sistema político tradicional confirma lo anterior, dado que supieron interpretar la apatía de muchos. En Ñuble, con una tradición de elevada participación, se repitieron las altas tasas, ubicándose en el tercer lugar nacional y superando la tasa del 90% en diez comunas.
Los resultados de la elección, en tanto, recogieron el descontento de la ciudadanía con el actual gobierno y la alternativa de continuidad, pero, a la vez, sorprendieron respecto a lo que mostraban las encuestas hace dos semanas en cuanto al desempeño de Evelyn Matthei y Franco Parisi, por ejemplo.
En ese sentido, las empresas encuestadoras tendrán que tomar nota de sus errores en la estimación del voto en regiones, así como también de la subrepresentación que le dieron a algunos candidatos en los sondeos, como Franco Parisi.
Según los analistas, José Antonio Kast se perfila como el gran ganador de la presidencial, a pesar de terminar segundo, con un resultado por encima de las proyecciones, mientras que Jeannette Jara no pudo marcar una diferencia holgada con el republicano ni superar la barrera del 30%.
La derecha fragmentada, con sus partidos tradicionales arrastrados por la derrota de su candidata, busca recomponer sus relaciones internas para mostrarse unida de cara a la segunda vuelta, pero, mientras Chile Vamos enfrenta el gran desafío de recuperar su identidad luego que el eje se corriera a la derecha, los republicanos deben ser capaces de asegurar gobernabilidad y tender puentes en el sector.
A nivel regional, los resultados sorprendieron en la elección de diputados, tanto por el cambio en el equilibro de fuerzas, con un escaño más para el oficialismo, que alcanzó dos de cinco, a costa de un cupo que perdió Chile Vamos; como también por la derrota de dos incumbentes -Frank Sauerbaum y Marta Bravo- cuyo desempeño electoral no fue malo, pero sí insuficiente. Destaca, en ese sentido, la irrupción de Francisco Crisóstomo (PS) y de Carlos Chandía (RN).
La segunda vuelta promete atraer más votantes que la jornada de este domingo, con una campaña intensa que podría moderar los discursos en la búsqueda del voto de centro, sin abandonar el relato emocional, a veces radicalizado, que intenta interpretar el núcleo duro de la base electoral de ambos competidores, así como también la apatía y el descontento de un gran número de votantes que se sintieron identificados con los candidatos críticos del sistema.