Señor Director:
Días atrás en un diario de circulación nacional, un lector turbado clamaba bajo el título el “mundo al revés” y en su carta resaltaba que “todo soportado por un periodismo de bajísimo nivel donde la objetividad ya no es un requisito”. En la misma edición y en otro cuerpo, una periodista bajo el título de “basta”, daba su experta opinión sobre el caso de Panguipulli y señalaba “también consagra la igualdad ante la ley. Y no se respeta frente a un joven de pelo largo con arma de utilería” (sic). Con el correr de las horas se han ido develando detalles del procedimiento que derivó en la muerte del joven, que de por sí es repudiable; éste portaba armas blancas, se negó a ser identificado ante la autoridad (sus razones tendría) y se abalanzó sobre su fiscalizador con evidentes intenciones de lesionarlo, hechos que motivaron que el Juzgado de Garantía local adoptara la resolución de una medida cautelar menos gravosa y 120 días de investigación. Nosotros , los ciudadanos, creemos a los historiadores, a los científicos, a los médicos, a los profesores, a los periodistas; son personas que testimonian hechos, que a mí , personalmente, no me constan y solicitamos algo simple, testimonios serios, fidedignos y reales, nadie lo acusará de violar la cobertura ética de su testimonio si ello aclara objetivamente el hecho que relata.
Juan de Dios Videla Caro