Ex entrenador y lateral del Rojo juega el partido más duro de su vida
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Nació en Chillán y comenzó su carrera como lateral en Ñublense.
Ahí arrancó su pasión que escribió durante más de cinco décadas como jugador y luego en su calidad de director técnico.
Eduardo de la Barra (71 años), dejó una huella profunda no solo en la capital de Ñuble, sino que también en la Región del Bío Bío.
Por eso, en estos días, reina la preocupación en la familia futbolera de la zona por su estado de salud.
De la Barra enfrenta un cáncer renal avanzado que fue descubierto el año pasado y lo obligó a someterse a un tratamiento de quimioterapia que significó un desangramiento económico para su familia.
Hoy da la batalla y juega el partido más duro de su vida y los equipos penquistas donde dejó su impronta de lateral , como Naval Talcahuano, Fernández Vial y Deportes Concepción, esté ultimo donde inició su carrera como director técnico en 1987, le han dedicado homenajes y ayuda.
Tras debutar en Ñublense jugó también en Green Cross y tuvo un breve paso por el fútbol brasileño.
Se retiró del fútbol en 1985 para iniciar luego su carrera como entrenador.
En el extinto curso de iniciador que se hacía en Las Higueras, liderado por el recordado entrenador Pedro Morales, fue compañero de clases de Daniel Montilla, Esaú Bravo, Rómulo Oses y Nelson Acosta.
De la Barra fue entrenador de fútbol desde 1987, y hasta 2023 se hizo cargo de equipos de renombre como Naval de Talcahuano, Everton de Viña del Mar, Ñublense, Fernández Vial y Deportes Concepción.
También dirigió en el Fútbol Formativo de la Universidad de Concepción y fue entrenador de la rama femenina del campanil.
Cuando dirigió en Ñublense, tanto en cadetes como el primer equipo, moldeó a varios valores de la cantera como Marcos Sepúlveda, a quien conoce de pequeño y al ex portero del Rojo, Alfredo Bravo.
En esta dura etapa, sus ex compañeros del “Conce”, como Daniel Montilla, promovieron campañas con los clubes penquistas para que la comunidad del fútbol aportara recursos para encarar los gastos médicos.
Su familia en Chillán y la del fútbol de Ñuble y penquista ora por la salud de un formador y futbolista que aferra a la vida en medio de las más duras de las batallas.