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Estudios concluyentes

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La información del efecto que puede tener la contaminación del aire sobre la pandemia que nos afecta es abundante y categórica. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, identificó la contaminación del aire como un factor de riesgo para la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y totales hasta el punto de hacerle responsable cada año de unos 5,5 millones de muertes prematuras en todo el mundo.

La contaminación sería entonces una agravante que podría empeorar el estado de salud de los pacientes afectados por la pandemia. El aumento de un micrómetro de partículas finas (PM2,5) por metro cúbico de aire estaría asociado con un incremento de hasta un 15% de la tasa de mortalidad por coronavirus.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron un recuento de todos los fallecidos por coronavirus en todos los condados de Estados Unidos y cruzaron los datos con los promedios de niveles de contaminación -expresados en la concentración de partículas PM2,5- entre los años 2000 y 2016. “Los resultados sugieren que la exposición a largo plazo a la contaminación del aire aumenta la vulnerabilidad a experimentar los resultados más severos de Covid-19”, concluye el Estudio de Carga Mundial de Morbilidad (Global Burden of Disease).

A la misma conclusión llegaron investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, y de la Universidad de Siena, en Italia, que demostraron que hay un vínculo entre altos niveles de contaminación en el norte de Italia y la alta tasa de mortalidad allí observada, que alcanza a 12% versus 4,5% en el resto del país. Su estudio fue publicado la semana pasada en la revista “‘Environmental Pollution’.

En la misma fecha, un grupo de investigadores de Harvard TH Chan School of Public Health de Boston concluía que incluso en niveles pequeños de aumento de partículas en los años previos a la pandemia se asocian con un aumento de la tasa de mortalidad del Covid-19 sobre la población expuesta. “Hemos hallado que un incremento de solo un microgramo por metro cúbico de partículas de grosor 2.5 basta para producir un aumento del 15% en la tasa de mortalidad del Covid-19”, afirman los autores.

Entre los especialistas prácticamente no hay duda de que el material particulado fino del aire contaminado es un vehículo portador para el Covid-19. De este modo, en condiciones invernales de bajas temperaturas y existencia de material particulado fino en el aire, el virus encontraría un ambiente propicio para prolongar su vida media y su propagación.

Se trata de una combinación mortal que podría generar un escenario aún más dramático del que se ha proyectado, sobre todo si el punto máximo de la curva de contagios coincide con el peak de la contaminación atmosférica en la intercomuna.

En el gobierno hay buenas intenciones, pero no más que eso. Han publicitado algunas medidas novedosas de fiscalización, que habrá que seguir con atención, pero en medio de una crisis sanitaria inédita y de desarrollo insospechado, no basta con sumar acciones experimentales a un plan de descontaminación que en 4 años no ha dado resultados. Se requieren medidas extraordinarias que ataquen la causa de la enfermedad y no solo sus síntomas.

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