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Estudios clásicos: griego y latín

En esta tribuna hemos escrito acerca de la importancia, el rol y el valor que tienen las humanidades en nuestro tiempo. Ahora en específico, toca referirnos a las dos lenguas clásicas que han sido y continúan siéndolo, vehículo y motor de las ideas en ciencias, en educación, también en derecho y por su puesto en filosofía, por nombrar las disciplinas que más se nutren de las lenguas y de la cultura greco latina.

Lo primero a destacar es que nuestro idioma, el español, vive diariamente a través de las lenguas clásicas. Por ejemplo, el académico Jaime Escobar Fernández recuerda que “cuando decimos filosofía, metafísica, estética, lógica, fenómeno, noética, propedéutica, prólogo, epílogo, epítome, síntoma, metáfora, perífrasis, prolegómenos, ética, ortodoxo, patético, epíteto, parásito, proléptico, tesis, síntesis, antítesis, hipótesis, estamos hablando en griego: uno estaría tentado a pensar que el griego es por naturaleza el lenguaje de la filosofía”. En lo concreto, por medio de la etimología, con el griego y el latín podemos conocer mucho mejor nuestra propia lengua en todo lo relativo al léxico, a lo sintáctico, y a lo gramatical en general. Pero también estas lenguas nos facilitan la comprensión de nuestra propia cultura, la occidental, y los valores que ella nos ha heredado.

Andrea Marcolongo, autora de “La lengua de los dioses. Nueve razones para amar el griego” (2017), “La medida de los héroes. Un viaje iniciático a través de la mitología griega” (2019), “Etimologías para sobrevivir al caos” (2021) y de “El arte de resistir. Lo que la Eneida nos enseña sobre cómo superar una crisis” (Taurus, 2023), ha divulgado aspectos muy interesantes de ambas culturas, la griega y la latina, poniendo en perspectiva lo valioso que resultan para entender el mundo que nos ha tocado vivir. Ella señala respecto a uno de sus libros sobre el griego, que “necesitamos conocer el griego antiguo, como el latín, no como si fuera un ejercicio de exotismo cultural, sino por propia necesidad antropológica: «En los textos griegos ya no leemos el mundo griego: nos leemos a nosotros mismos»”.

Con todo lo valioso que resultan estas lenguas clásicas, no se entiende que la UMCE, institución tributaria de la formación educativa de la Universidad de Chile, intente cerrar el «Centro de Estudios Clásicos». Don Héctor Herrera Cajas, consciente del valor de las humanidades y en particular del griego y latín clásicos, fundó en 1986 el Centro de Estudios Clásicos con la misión decisiva de ser un punto vivo de conocimiento y fomento de valores clásicos. En los hechos, la revista «Limes» y las numerosas Tesis de Magister que se han realizado en este Centro de Estudios dan cuenta de la repercusión, interés, vigencia y valor que esta institución tiene.

Sería perjudicial para el desarrollo humanista del país, que cerraran tan prestigioso foco cultural que hace tanto bien por la educación, la formación y la cultura ¡desde Chile para el mundo! En mi opinión, el real desafío que debería asumir la UMCE, es definir cómo fortalecer y proyectar el Centro de Estudios Clásicos Giuseppina Grammatico Amari.

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