Una emergencia sanitaria tan extendida como la que estamos viviendo tiene efectos inciertos y consecuencias impredecibles hacia el futuro, como ocurre con la salud mental de trabajadores y trabajadoras de la Región de Ñuble después de un año de pandemia.
El estudio “Salud mental de los trabajadores de la Región de Ñuble en tiempos de Covid-19”, desarrollado por investigadores de la Universidad del Bío-Bío y de la Universidad Politécnica de Catalunya, así lo advierte. De hecho, la principal e inquietante conclusión es que hay un importante aumento en los niveles de estrés laboral crónico en nuestra zona.
Es lo que los especialistas denominan Síndrome de Burnout o Síndrome del Quemado, que se ha tipificado internacionalmente como una clase de trastorno psicológico que afecta a los trabajadores y trabajadoras, sobre todo jóvenes y de mediana edad, y que consiste en una combinación de agotamiento físico y mental ocasionado por el estrés y las posibles presiones del trabajo.
Hay que poner mucha atención sobre este tema. El estrés laboral es la duodécima causa de muerte más importante a nivel mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Japón ocasiona el suicidio de 10.000 personas anuales en promedio, y aunque en Chile el panorama no alcanza estos matices, la situación se ha vuelto compleja desde que comenzó la pandemia.
Según la última encuesta realizada por Trabajando.com a 900 personas, de las cuales 54% se encuentran actualmente trabajando desde sus casas, 79% reconoce que dedica más horas al trabajo que antes y un 70% sufre estrés. ¿Las razones? Un 59% indica que les ha aumentado la carga laboral. En tanto, un 54% admite que no les alcanza el tiempo. Pero también la inseguridad laboral (47%) y el aumento de la presión de las jefaturas directas (47%), fueron otros de los argumentos.
La crisis generada por el covid-19 y las medidas de confinamiento adoptadas por el gobierno, han generado que los trabajadores se desplacen de sus oficinas a la “comodidad” de sus hogares. Pese a esto, dicha comodidad se ha visto empañada por el incremento de la carga laboral, el desajuste de las rutinas diarias, los extenuantes horarios laborales y el desmedido uso de herramientas tecnológicas para el desarrollo de actividades.
Pero no todo es malo. A nivel local hemos visto que diferentes empresas y organizaciones se han fortalecido en temas de bienestar que permitan asegurar condiciones óptimas de cuidado emocional y psicológico de sus empleados.
La última versión del Premio Impulso que realizan la Escuela de Negocios de la Universidad de Concepción y La Discusión justamente mostró experiencias muy valiosas de organizaciones públicas y privadas que han trabajado por mantener sus estándares de bienestar y cultura corporativa, y proteger la salud emocional y psicológica de sus colaboradores.
Contribuir al equilibrio entre lo personal y laboral, asumiendo que es una pieza clave para el bienestar y la productividad, debería ser un objetivo permanente de las organizaciones, que hoy se amplifica en urgencia y esfuerzo debido a la pandemia.