Close
Radio Radio Radio Radio

Estoicismo versus Corrupción

El gigantesco caso de corrupción que estamos conociendo referido al incorrecto traspaso de dineros a fundaciones recientemente creadas para apropiarse de caudales públicos, pone en perspectiva el déficit de una condición fundamental para todo país que aspira a ser desarrollado y civilizado: la probidad en el servicio público y la conducta ética de los dirigentes políticos.

En los hechos, los funcionarios de los que hasta ahora se ha conocido su descarado comportamiento, en su gran mayoría son recién llegados a la administración del Estado, todos con conductas contrarias al comportamiento recto e incorruptible que ha de distinguir a los ejecutivos y autoridades con altas responsabilidades, especialmente en lo concerniente a que los dineros del fisco sean correctamente empleados en las necesidades de los ciudadanos. ¿Por qué las máximas autoridades contrataron a este tipo de individuos sinvergüenzas, deshonestos, y en definitiva, no aptos para cumplir funciones tan importantes? Esta es una pregunta que exige una completa explicación. Por lo pronto, uno esperaría que el perfil de competencias a buscar para estas posiciones en el gobierno fueran de alto estándar moral y técnico, con un probado ejercicio profesional que evidencie la aptitud humana requerida, de manera que ingresen al Estado personas valiosas, rectas, encomiables.

En este contexto, si hay una ética que tendría que ser la propia de todo servidor público, en especial de aquellos con poder y facultades para la administración de bienes públicos, es la filosofía del estoicismo. Al respecto vale la pena tener en cuenta este consejo de Marco Aurelio, el ejemplo estoico más relevante en la administración del poder:

“Que tu reflexión te lleve a conocer los deberes que el espíritu te impone y que por ningún pretexto te apartes de este estudio. Has querido buscar la felicidad en esta vida, y ¿por cuántos caminos no te has extraviado? En los sofistas de las escuelas, en las riquezas, en la gloria, en los placeres, en ninguna parte has podido encontrarla. ¿Dónde está, pues? En la práctica de las acciones que la naturaleza del hombre exige. ¿Y el medio de practicarlas? Ateniéndose siempre a los principios que son el origen de nuestros deseos y de nuestras acciones. Pero, ¿cuáles son estos principios? Los que engendran los verdaderos bienes y los verdaderos males, es decir, los que nos hacen discernir que solo es bueno en el hombre lo que le hace justo, moderado, valeroso, libre; y que solo es malo lo que produce en él el efecto contrario a estas bellas cualidades”. (“Meditaciones”, Libro VIII, cap. 1).

Actuar con estoicismo implica poner en práctica un conjunto de actitudes y virtudes tales como la templanza, serenidad interior, reflexión y la prudencia. Todo ello establece un modo ser que impulsa conductas respetuosas de las normas y de las personas; inspirando en consecuencia, un trabajo motivado por el hacer bien hecho y el riguroso cuidado de los bienes que corresponden a todos, y por cierto, atentos de no enlodar el prestigio de la institucionalidad. Un buen servidor público ha de ser en gran medida, estoico.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Leave a comment
scroll to top