Había una especie de línea imaginaria. Una especie de fecha perentoria para que la Municipalidad de Chillán aplicara un plan de erradicación del comercio ambulante ilegal que por años lleva siendo un mal vecino en la comuna. Y ese “portal” era el 31 de marzo, fecha en que inicialmente se acababa el Estado de Excepción y, por lo tanto el control de este “gremio a la fuerza” dejaba de ser materia del Ministerio del Interior para volver a las manos consistoriales.
En concreto, el objetivo era retirar de las calles a todos aquellos comerciantes cuyos permisos precarios caducaban en 2020, pero que a raíz de la pandemia se dejó sin efecto la rutina de revisar esos permisos por parte de la Inspección Municipal. Además, se contemplaba realizar una planificación de rondas de fiscalizaciones conjuntas entre Carabineros y el nuevo equipo municipal, que hoy supera los 50 inspectores, para controlar al máximo la llegada de otros ambulantes ilegales.
“Los ambulantes ilegales pueden ser más o menos, dependiendo de ciertas fechas, pero sabemos que en las que son especiales, pueden superar los 400, incluso hemos llegado a contabilizar 600 si incluimos a los del Persa San Rafael y a los que se instalan en las afueras del hospital, en la Avenida Argentina y en Eleuterio Ramírez”, apunta el alcalde, Camilo Benavente.
En sus palabras: “Hoy ningún comerciante ambulante tiene permiso para ejercer dentro de la comuna” y “no vamos a renovarle los permisos precarios a nadie”.
Sin embargo hay un plan que dialoga de manera directa con otro de los proyectos emblemáticos de la Municipalidad: la Remodelación del Patio Isabel Riquelme.
Este plan, que supone un monto de sobre $4 mil millones, ya fue socializado con los propios locatarios del costado oriente de la plaza Sargento Aldea, incluyendo a quienes trabajan en las pescaderías y se contempla que mientras se realizan las obras de remodelación, todos ellos deberán ocupar el triángulo del patio 5 de Abril.
Este triángulo por años ha sido ofrecido a los ambulantes para que se puedan ir a instalar y así retirarlos de las veredas del centro de la ciudad, las que suelen colapsar en las fechas festivas como Navidad, Año Nuevo, los días de la Madre y del Niño o, como se vio recientemente, Semana Santa.
Incluso, a fines del 2020 se intentó instalar a un grupo de haitianos que, regularmente, vendían verduras y otras especies en los pasajes diagonales de la plaza Sargento Aldea.
Sin embargo, nunca resultaron esos intentos que se han buscado desde la administración alcaldicia de Sergio Zarzar.
La razón apunta a que la cantidad de personas que transitan por ese triángulo, antiguamente ocupado como punto de descarga de mercaderías por parte de los camiones, es casi nula.
“Lo que busca esta estrategia es que, al instalarse los locatarios tradicionales del sector de Isabel Riquelme en el patio 5 de Abril, generarán un movimiento natural de clientes hacia ese sector, tan masivo como el que hoy tienen. Una vez que ellos retornen a Isabel Riquelme, esperamos que ese recorrido ya quede incorporado en el inconsciente colectivo de los chillanejos”, explica la jefa de la Dirección de Seguridad Municipal, Alejandra Martínez.
Ya comenzaron las incautaciones
Pero en el municipio no están dispuestos a esperar a lo menos un año para solucionar los problemas que genera el comercio ambulante en las calles.
“A veces es difícil, pero también estamos haciendo esfuerzos para poder controlar lo del comercio ambulante, que nunca ha sido fácil para nuestros inspectores trabajar esa materia, porque son muchas las ocasiones en las que se debe intentar lidiar con personas que son muy impulsivas. Pese a eso se fiscaliza todos los días en El Roble, en Arauco, en la plaza Sargento Aldea y en la calle del hospital”, apunta el alcalde.
Hoy son 120 las personas que cuentan con permiso precarios otorgados hasta antes del 2020. Es a ellos a quienes la Inspección Municipal ha mostrado cierta tolerancia.
“El Gobierno ya anunció que Chillán está incluida en el plan de reforzamiento de seguridad para Carabineros, lo que significa una considerable inyección de recursos para equipamiento. Nosotros como municipio estamos trabajando en planes conjuntos con ellos y con la PDI en temas de seguridad, y lo del comercio ambulante es parte de esa planificación, por lo que esperamos que en unos meses más se vean los resultados”, concluyó el jefe comunal.
Al menos, desde Seguridad Municipal explicaron que ya comenzaron a realizarse algunas incautaciones y que “hoy se puede ver mucho mayor presencia policial en los horarios clave en algunas de las calles que presentaban mayores problemas por este motivo”.
Abordando el tema desde el concejo municipal, el concejal Rodrigo Remírez se anticipa a los argumentos sociales que en un futuro se puedan utilizar por parte de los ambulantes para poder renovar los permisos precarios.
“Sabemos que estamos pasando por un periodo de recesión, que en la región la cesantía es muy alta y que el empleo informal también es considerable, pero no veo saludable contribuir a que la solución siga siendo la informalidad, porque ya sabemos por experiencia que eso luego se busca perpetuar”, advierte.
En tanto, su par, Quenne Aitken, dice que “la seguridad de la comuna no puede seguir esperando y, lamentablemente, el comercio ambulante no contribuye en esa dirección. Sabemos qué ha dicho el alcalde al respecto y esperamos que esta vez cumpla con lo que dice, porque ya anunció una reducción de permisos en la Navidad pasada y ocurrió todo lo contrario, siempre con la excusa de que eran fechas sensibles para esas familias”.
Quiénes son estos comerciantes
El concepto “comerciante ambulante” suele estar asociado al vocablo “ilegal”.
Y lo “ilegal” muchas veces se tiende a asociar con lo “delictual”, por lo que para los comerciantes ambulantes no resulta sencillo el contar con una percepción positiva por parte de un segmento significativo de la comunidad, menos cuando muchas veces resulta ser que Carabineros realiza operativos en su contra y les incauta sus productos en operativos que, eventualmente, pueden terminar con detenciones.
La perito judicial de Chillán, Leonor Martina, realizó un estudio reciente que incluyó entrevistas a cerca de 40 vendedores ambulantes, constantando algunos vínculos determinados no solamente por aspectos etáreos, educacionales o de una salud deteriorada tras años de trabajar a la intemperie y con el estrés de estar pendiendentes de la aparición de inspectores o policías, sino también por una vida que ya en sus respectivas infancias se empezó a endurecer por el solo hecho de haber sido forzados a abandonar los estudios formales para dedicarse a la venta itinerante y escondida.
La perito explicó que “de acuerdo con el estudio realizado el comerciante ambulante. como promedio es una persona de entre 40 y 50 años de edad que desde muy temprano se dirige a la calle para ganar un lugar de trabajo y poder extender su tienda para vender sus productos al aire libre. Es un padre de familia con un pasado difícil. La gran mayoría no concluyeron sus estudios. A temprana edad, aun siendo niños, los retiraron del colegio para ponerlos a trabajar”.
Leonor Martina concluye tras esas 42 entrevistas que “entre los 10 y 12 años ya estaban en la calle trabajando porque su familia no poseía los recursos necesarios para la mantención del grupo familiar”.
La perito consigna además que estos comerciantes se sienten menospreciado por la sociedad, menoscabados por el hecho de vender en la calle.
Añade que presentan una autoestima baja, una autoevaluación negativa que les impide considerarse valiosos, talentosos o personas que sean considerados un aporte para la sociedad. “Se debe tener presente que para salir de este estigma son años de tratamiento psicológico y social”, apunta la profesional.
El estudio de la perito también incluye factores de salud que afectan a estas personas.
Se constatan diversas enfermedades como la artrosis crónica, el lumbago crónico, cáncer pulmonar, anemia crónica, adenomiosis, hipotiroidismo y dislipidemia.
No menos común es ver a personas con cuadros de hipertensión, resistencia a la insulina, ovarios poliquístico, depresión, várices, asma crónica e invalidez.
“Los comerciantes ambulantes son merecedores de un plan especial por parte de la Ilustre Municipalidad. Se debería trabajar en estos padres de familia en el desarrollo personal, autoestima, empoderamiento”, comenta la perito.
Sugiere, por otro lado que “la municipalidad debería trabajar con profesionales especializados en el tema para que puedan progresar como ciudadanos respetables, progresar también social y económicamente. La agrupación de Comerciantes Ambulantes le ha pedido a la Municipalidad de Chillan que se les entregue un lugar de trabajo en conjunto con una patente o permiso municipal”.
Por tal causa, las conclusiones de la perito son, en gran medida, coincidentes con el actual plan municipal, que busca asignarles un terreno de trabajo para que puedan trabajar tranquilos y sacarse el estigma que la palabra “ilegal” genera en su salud mental.
“Ellos también quieren ser un aporte para la sociedad. Tanto el comercio en general como esta agrupación de comerciantes ambulantes piden que se les facilite llevar su actividad económica legalmente en regla ante la sociedad según cada situación personal”, finalizó.