Entre lágrimas y el grito constante de sus jugadores, Jaime García abraza a su madre y también el trofeo de la Primera B, ese que en un momento parecía hacerse difícil, luego de ser diagnosticado con covid-19 y donde tuvo más de algunacomplicación debatiendo entre la vida y la muerte como él mismo lo confesó.
“Esta copa es súper especial para mí, esto se lo dedico a toda la gente que está enferma acá en Chillán, esto va para toda la gente de la salud en Chile, a toda la que está en primera línea, a todos los que se arriesgan por los demás, como lo hicieron por mí, que estoy parado acá junto a mi madre, soy un agradecido, este título es para todo el personal de salud de Chillán que me salvó la vida”, declaró entre medio de un llanto eufórico el técnico ñublensino.
“Fue difícil esto, es un equipo joven, fue complicado mantener esa dedicación, veníamos por todo lo que había pasado, luego lo mío, pero por algo pasan las cosas, soy un agradecido de la vida, llegué a una linda institución, todavía no sé lo que estoy viviendo”, agregó.
El querido estratega por la hinchada, confesó que ahora cumplirá con los dos partidos que le restan al rojo, uno con San Felipe de local y cierra ante San Marcos de Arica de forastero y que luego se sentará a analizar su futuro.
“No hay tiempo, yo cumplo hasta el 17, voy a seguir entrenando, estoy muy agradecido de la gente que he conocido en el club, hay otros que son grandes artífices; del futuro no estoy preocupado, cuando llegué estaba sin trabajo, me rescataron de las cenizas, yo ahora espero terminar el 17 y de ahí en adelante veré lo que se viene, me mantengo aterrizado con los pies en la tierra y yendo paso a paso”, remató García, que ingresó a lo profundo de la historia “Diabla”.
Las voces del título
“Venía a hacer historia acá, este es el segundo título que consigue el club de manera profesional y quería quedar en la memoria de este equipo y poder irme tranquilo a mi casa en familia. Tuvimos una defensa sólida, pero teniendo jugadores buenos al lado, como Vargas, Kimura, Turra, se hace más fácil jugar, teniendo esa calidad al lado, uno se ve mejor”, declaró Jorge Ampuero, uno de los más experimentados del equipo y que cumplió el récord de 400 partidos en el profesionalismo, siendo baluarte en la defensa “Roja”.
Otro que tuvo palabras luego del título, fue uno de los más queridos por la hinchada y capitán del equipo, Nicolás Vargas, quién agradeció al entrenador Jaime García por todo el trabajo realizado.
“Fue difícil, nunca paramos de entrenar, cuando volvimos nos comimos más de 1.000 kilómetros en dos semanas, pero siempre en nuestra mente estuvo el título, hasta que se logró dar. El profe, desde que llegó nos impregnó el sacrificio, nos inculcó que teníamos las condiciones técnicas, pero que nos faltaba esa cuota de intensidad y esfuerzo, estoy contento por él, es una gran persona, él se merece esto”, declaró el capitán ñublensino.
“Pasé por momentos difíciles, el 2015 en una final me lesioné y perdimos, pero estas son las vueltas de la vida, he seguido trabajando, acá se armó un grupo fenomenal, esto es de todos, no solo de los que entramos a la cancha, de todos los compañeros, detrás de nosotros siempre hay una historia, entramos a sacarnos la mierda como se puede decir y logramos ser justos campeones, lo merecíamos”, confesó el lateral izquierdo de Ñublense, Jovany Campusano.
“Esto es una revancha, era inmaduro cuando estaba en la “U”, es una felicidad enorme para mí y mi familia, la gente de Temuco que me apoyó durante todo el año, estoy contento con esto, con el “Mati” nos criamos juntos y siempre nos tocó ser campeón juntos, ahora hay que esperar qué es lo que viene”, añadió Iván Rozas, que tuvo un buen cometido en el duelo de ayer.