Señor Director:
Hay diversas formas de estafa a través de mensajes de texto al celular
(SMS). Las habituales involucran un engaño al usuario (phishing), haciéndole creer que interactúan con su banco, induciéndole a visitar un enlace malicioso o a revelar sus códigos vía llamada telefónica (vishing). Poco ayudan las demoras innecesarias para realizar transferencias electrónicas. Incluso sin engañar al usuario, el uso de SMS como segundo factor de autenticación (2FA) es intrínsecamente inseguro, pues pueden ser interceptados mediante antenas clandestinas de celular, accesibles a precios módicos; y la titularidad del número telefónico depende de la integridad de procesos administrativos en las operadoras telefónicas, abriéndose evitables brechas al interactuar humanos.
Aparte, su recepción es poco confiable, peor todavía si en el extranjero. Internacionalmente, los SMS vienen siendo contrarrecomendados desde hace años y los bancos que se toman en serio la seguridad de sus clientes no deberían usarlos. Necesitamos segundos factores de autenticación robustos. Los generadores locales de códigos dinámicos, ya sean como token o aplicación para smartphone, desde hace tiempo que nos permiten protección contra estos fraudes triviales.
¿Qué opina la SBIF ante esta mala práctica?
Luis León Cárdenas Graide
Ingeniero Civil en Computación, Universidad de Chile