Estamos a punto de iniciar un nuevo año. Como es habitual, alentamos la esperanza de que sea un año de cambios y de progresos significativos para la Región de Ñuble.
En esta edición hemos querido revisar las principales noticias y materias que marcaron 2022, pero no con un sentido anecdótico, sino con la clara intención de interpretar y proyectar procesos, destacar los aciertos, advertir sobre temas que no se han cerrado, promesas inconclusas que seguirán liderando la agenda de políticas públicas locales y errores u omisiones que no deben volver a repetirse.
Nunca los balances son de un solo color, nunca son en un solo sentido. Tal es la conclusión de cualquier ponderación madura sobre lo que ha sido el año, y respecto de lo que realmente puede esperarse para el 2023 que se avecina.
Este año asistimos al fin de las restricciones sanitarias por la pandemia del Covid-19, como la mascarilla, el pase de movilidad y los aforos, marcando un cambio significativo en diferentes aspectos de nuestra vida social y económica.
En materia de obras, 2022 fue contradictorio. Por una parte, el Gobierno Regional y el MOP aprobaron robustas inversiones en 11 de las 21 comunas de Ñuble, y en Chillán comenzaron los trabajos de la ampliación de las avenidas Diagonal las Termas y Huambalí, el proyecto más costoso en la historia de la ciudad. Pero por otra parte, una iniciativa emblemática y necesaria como el embalse La Punilla vio pasar otro año perdido. Una nueva prórroga en el plazo de recepción de ofertas técnica por su concesión, que estaba fijado para el 15 de noviembre, pero que se movió para el 7 de julio de 2023, significó la cuarta postergación de su licitación y una amplificación de los temores de los regantes respecto de su concreción, tras casi un siglo de espera.
Como en todo Chile, Ñuble no fue ajeno al aumento de la sensación de inseguridad entre la ciudadanía, producto de un real incremento de los delitos, en algunos casos con cifras inéditas como los homicidios que llegaron a 17 este año, los delitos violentos en general que aumentaron un 59% respecto de 2021 y el robo de automóviles que anotó un total de 548 denuncias.
En el campo político, será recordado como el año en el que Chile vivió dos procesos constituyentes, uno que concluyó en un amplio rechazo ciudadano a la refundación institucional que proponía y otro nuevo, propuesto por los partidos políticos, tutelado a través de 12 bordes y con importantes dudas sobre la participación de la ciudadanía y el sesgo centralista que implicaría el diseño de quienes tendrán poder de decisión.
Para la economía, 2022 fue negativo. Las tasas de inflación más altas en los últimos 30 años redujeron el crecimiento económico en 1 punto porcentual, empobreciendo aún más a los chilenos y chilenas. A ello se suma un deterioro del empleo, con un aumento de los desocupados y un incremento de la informalidad, que en Ñuble llega a cifras históricas, superiores al 35%. Rubros como el comercio y la agricultura son los que concentran el mayor número de trabajadores informales, sin embargo, el fenómeno ha crecido con fuerza también en la construcción, llegando actualmente a más de 70 mil personas que trabajan en esta condición y que podrían aumentar en un año que se anuncia turbulento.
La mención de complejas situaciones de la vida nacional y regional en la hora de la transición al nuevo año no es ociosa ni gratuita: responde a la necesidad de marcar una agenda en temas que deberían figurar entre los desafíos prioritarios a que habrá que hacer frente, sin más demoras, en 2023.
Muchas de esas asignaturas pendientes obedecen -por cierto- a problemas de antigua data y no es correcto atribuirlos a desaciertos o errores de las actuales autoridades. Eso es justo reconocerlo, pero, cualquiera sea su origen, continúan trabando el salto que la Región de Ñuble debe dar para instalarse en una senda de progreso, crecimiento y mejor calidad de vida para sus habitantes.
