Señor Director:
En el edificio de los servicios públicos, frente a la Plaza de Armas hay un enorme espacio cubierto ocupado en la actualidad por automóviles. Siguiendo hacia el fondo, en ambos lados, hay galerías que dan entrada a diversas oficinas. Ambos espacios son víctimas permanentes de rayados de consignas y extrañas figuras que algunos califican como “arte popular”. Las autoridades pintan y vuelven a pintar, batallas perdidas contra esos sujetos para los cuales no corre una antigua sentencia: “La muralla es el papel del canalla”. Como si fuera poco, en la oscuridad de la noche, suele ser refugio de drogadictos, borrachos, apurados de necesidades biológicas y algo nada de grave, pero poco congruente con la majestad del lugar: cita de enamorados.
Con el diseñador gráfico Luis Arriagada Olave, hemos pensado que, si esos espacios se cerraran con vidrio, bien podrían convertirse en espléndidos territorios para la cultura y las artes. Durante las noches podrían permanecer cerrado y en el día mostrar exposiciones de pintura, escultura y artesanía. En sus murallas podrían instalarse verdaderas obras de arte, en fin, los expertos podrían ofrecernos una muestra viva y permanente de la cultura de Ñuble. Qué duda cabe que un arquitecto como Claudio Martínez, que fue dos años agregado cultural de Chile en Madrid, podría enriquecer la idea con su talento y experiencia.
Apenas es necesario decir que por nuestra parte estamos disponibles para colaborar en lo que pudiese ser necesario. Una propuesta pública para que las nuevas autoridades de Gobierno y Municipalidad la consideren con el mejor ánimo de contribuir a un salto de calidad para el turismo y cultura en Ñuble.
Alejandro Witker
Historiador