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Escuela hospitalaria ha garantizado la educación de más de 300 niñas y niños

Desde marzo a la fecha, la escuela hospitalaria que sostiene la Universidad de Bío-Bío y que está instalada en el Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Herminda Martín, ha permitido la continuidad educativa de 335 niñas y niños desde los 4 años hasta cuarto medio, con atención en la sala de hospitalización y también en sus hogares.

“Cuando comenzamos en marzo era un gran desafío poder garantizar la educación en un contexto hospitalario. Sin embargo, con el paso de los días, el apoyo incondicional de nuestro sostenedor la Universidad del Bío-Bío y de todo el equipo clínico, logramos atender a las necesidades e impactar en la comunidad, incidiendo en las particularidades de cada familia o círculo más cercano del estudiante en situación de hospitalización y/o reposo en casa. De esta forma evitamos la deserción escolar y el desfase curricular al momento del alta médica”, sostuvo Paula Figueroa, directora de la escuela hospitalaria.

El trabajo de las docentes sigue los lineamientos del Ministerio de Educación y es realizado de forma personalizada en las salas de hospitalización.

Sobre el impacto de la estrategia, la Dra. Luz Morán, directora del HCHM destacó que “este primer semestre y especialmente los meses de invierno fueron muy complejos por la alta demanda de hospitalizaciones pediátricas y nos sentimos muy orgullosos de haber iniciado en marzo esta modalidad educativa, con el respaldo de la Universidad del Bío-Bío y la experiencia de sus educadores, por el impacto positivo que esta iniciativa tiene en la estadía de las niñas y niños y en su desarrollo, garantizando la continuidad de sus estudios, acompañamiento, distracción y sociabilización”.

En tanto, la prorrectora de la Universidad del Bío-Bío, Julia Fawaz Yissi, comentó: “el aula hospitalaria es uno de los componentes del Polo de Salud que nuestra UBB y el Gobierno Regional de Ñuble impulsamos en la región. Agradecemos la disposición del Hospital Clínico Herminda Martin, así como al Ministerio de Educación, por permitirnos desarrollar esta valiosa iniciativa donde el conocimiento y la solidaridad convergen en una misión común: brindar educación y apoyo a niños y jóvenes que, debido a condiciones de salud, no pueden asistir a la escuela regular”.

Además, la prorrectora sostuvo que “la Universidad del Bío-Bío y quienes integramos esta comunidad, reconocemos la responsabilidad que tenemos como institución para contribuir a la construcción de una sociedad más inclusiva y empática. La escuela hospitalaria es motivo de orgullo para nuestra comunidad universitaria y nos recuerda la importancia de la educación y el poder transformador que tiene para mejorar vidas”.

Experiencia formativa

En el caso, de largas hospitalizaciones y de la imposibilidad de asistir a los establecimientos educacionales, la escuela hospitalaria se traslada a los domicilios o a la Corporación Nacional para la de Nutrición Infantil (Conin), atendiendo en total a 15 niñas y niños con ambas estrategias.

Una experiencia similar, pero en las instalaciones de su hogar, recibe Antonella Parada (8 años) quien hace tres años comenzó a presentar un deterioro de su estado de salud, lo que la ha obligado a estar hospitalizada por extensos períodos en distintos centros asistenciales, siendo el más reciente en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Chillán.

Yessica Yáñez, mamá de Antonella, cuenta que “mi hija comenzó en mayo a ser alumna de la escuela hospitalaria. Cuando se inició su patología estaba en kínder y debido a sus hospitalizaciones y a las consecuencias de la enfermedad no pudo continuar su educación formal, por eso estamos muy agradecidos de la estrategia, porque gracias a ella podemos nivelar a la Anto, para que en algún momento pueda reincorporarse al Colegio Hispanoamericano de Río Viejo”.

Antes de enfermar, sabía leer y escribir, pero debido a su complejo cuadro de salud, que incluyó un deterioro motor y cognitivo, debió iniciar el proceso educativo desde cero, dos veces a la semana con la profesora, que según su mamá “con paciencia y cariño respeta los tiempos de aprendizaje de la niña”.

De acuerdo con Yessica “tanto la directora y profesora de la escuela hospitalaria son muy cariñosas, comprensivas y dedicadas a su trabajo, cuando Antonella estuvo hospitalizada estuvieron preocupadas por su salud en todo momento y llevándole material educativo cuando ya estuvo mejor y también la visitaban. Hacen un muy buen trabajo, yo estoy muy contenta, porque hasta están coordinados con el colegio, para que los avances en el proceso educativo sirvan para generar aprendizaje y también para luego poder integrarse de forma presencial”.

Para acceder a esta modalidad educativa, las niñas y niños deben estar en edad escolar o preescolar, contar con la derivación del médico tratante y también la autorización de los padres o cuidadores.

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