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Escenario agrícola amenaza reducir superficie de cultivos anuales en Ñuble

En esta fecha son muchos los agricultores de Ñuble que deben tomar la decisión sobre qué cultivos anuales sembrar y cuánto sembrar, de cara a la temporada 2024-25, sin embargo, la menor liquidez producto de malas temporadas y las dificultades de acceso a financiamiento, así como el escenario de precios y mayores costos, amenazan con reducir la superficie de algunas especies, particularmente aquellas que no están sujetas a un sistema de contrato.

Asimismo, otras variables están contribuyendo a la disminución de la superficie de algunas especies, como el incremento de los huertos frutales, principalmente de avellanos europeos y cerezos, y el avance sin control de las parcelaciones, plantearon dirigentes agrícolas.

En Ñuble, los principales cultivos anuales son el trigo (harinero y candeal), la avena, la cebada cervecera, el maíz (para consumo y para semilla), el arroz, la remolacha, la achicoria industrial, el raps y la papa.

Carlos González, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, sostuvo que “las tasas de interés de los créditos bancarios siguen siendo altas, además de muchas exigencias, más garantías. Hay muchos agricultores que no fueron capaces de pagar el crédito del año anterior, pagaron una parcialidad, por lo tanto, los bancos les están prestando menos de la mitad”.

Según estadísticas de la Comisión para el Mercado Financiero, los créditos otorgados por los bancos al sector agrícola (excepto fruticultura) en la región de Ñuble, acumulan $98.088 millones a mayo de 2024, lo que representa una caída nominal de 1,4% respecto al mismo mes de 2023.

El dirigente contextualizó que “en los rubros tradicionales, venimos de un año agrícola muy malo, la gente no ganó plata, los trigueros no ganaron plata, la mayoría perdió plata, es decir, hay una falta de caja en el sector agrícola tremendo. Eso va a llevar a que las intenciones de siembra de trigo van a bajar considerablemente y eso va a redundar en que vamos a seguir dependiendo del trigo extranjero, lo que significa que si hay un movimiento económico o de transacciones a nivel internacional, nos veamos en el escenario de que el kilo de pan suba de 2 mil a 3 mil pesos el kilo; mientras no logremos subir nuestra capacidad triguera, de hacer más harina y poder tener producción para nuestro país, vamos a tener un pan cada día más caro y eso lo pagan los consumidores: Chile es uno de los países con mayor consumo de pan per cápita en el mundo”.

En la temporada 2022-23, la superficie sembrada de trigo harinero en la región alcanzó 34.527 hectáreas, sin embargo, en la reciente temporada 2023-24 llegó a 28.645 hectáreas, anotando una caída de 17,0%.

En cada temporada, el agricultor debe hacer rotación, por ejemplo, en aquel potrero donde cultivó trigo, en la temporada siguiente debe sembrar otra especie, como avena o cebada.

Por otro lado, González advirtió que esta temporada tampoco será mejor para cultivos industriales que operan bajo el sistema de contrato, como la achicoria y la remolacha, en que el productor sabe, antes de sembrar, cuánto le pagarán. “Este año, Orafti bajó el precio a pagar por la achicoria, y, en segundo lugar, está contratando menos superficie. La Iansa, lo mismo. Entonces, el año pasado, la salvación para los agricultores era la agricultura de contratos. Todos andaban buscando achicoria, remolacha y semilleros. Ahora, los semilleros, la achicoria y la remolacha van a la baja en contratación y, además, menos precios”, explicó.

En efecto, Beneo Orafti, para la campaña de contratación 2023-24 ofrecieron pagar US$ 92 por tonelada limpia, sin embargo, este año contrataron a US$ 70/ton para la temporada 2024-25. También ocurrió con Iansa, que pasó de US$ 60 por tonelada limpia en 2023-24, a US$ 56/ton en 2024-25.

“Se viene un año muy complicado. Un año en que yo transmitiría a los agricultores, que hay que irse con mucha cautela en lo que se va a sembrar, el precio internacional del trigo va en caída y el maíz también, son caídas bruscas y muy preocupantes. Hay agricultores que están pensando en sembrar lo justo y necesario para poder comer, vivir esta temporada, pero sin arriesgarse en nada más, aunque el campo me quede con potreros vacíos. Es una situación muy preocupante, eso significa menos empleos y nosotros no vemos una reacción del gobierno, del ministro de Agricultura. Yo no sé si ellos verán cifras, si verán los indicadores internacionales”.

Menor rentabilidad

Por su parte, el agricultor y dirigente Carlos Smith, planteó que, “hoy día, no hay ningún agricultor que se permita decir ‘este año, yo este potrero no lo voy a sembrar’; eso es como una premisa general. Hoy día, a diferencia de hace cincuenta años, en que uno sembraba, iba rotando, siempre tenía algún potrero que no sembraba, que era donde pastaban los animales y que se decía que lo dejaban en descanso. Hoy no existe eso, los animales están en una pradera, una pradera que dura varios años y lo que está de cultivo se siembra todos los años, porque nuestras rentabilidades hoy día son más bajas que las de antaño o nuestros gastos son mucho más altos también. Entonces, eso hace que estemos obligados a sembrar todo”.

Sin embargo, en términos generales, reconoció que existe un retroceso de la superficie destinada a cultivos anuales en Ñuble. “Todos los años se han ido plantando más hectáreas de algunos frutales, cerezos y avellanos, principalmente, aquí en la región. Y obviamente esos suelos salen, en general, de cultivos tradicionales. Lo que le ha quitado más superficie, y no me canso de decirlo porque me genera una indignación tremenda, es el tema de las parcelas de agrado. Hay muchos campos que eran agrícolas que se vendieron para parcelas de agrado (…) ahí han desaparecido muchísimas hectáreas en nuestra región”.

Smith apuntó que, frente a años malos, el agricultor se sigue endeudando y necesita sembrar para poder pagar las deudas. “No puede no sembrar, en el peor de los casos, lo arrienda, pero otro lo sembrará. Obviamente, hay un momento en que hay un grado de asfixia por deuda, en que el agricultor se ve en la obligación de ofrecerlo justamente a quienes andan comprando campos para las parcelas de agrado. Fíjese que hoy día, la mayor transferencia de tierras o venta de tierras se está haciendo para ese destino, no para proyectos agrícolas”.

El productor añadió que, “cuando se dice que se va a sembrar menos, vemos que hay gente que se está saliendo del rubro de la remolacha, hay menos sembradores, hay menos hectáreas; en achicoria, será menor a la superficie del año anterior, pero en este caso, hay que recordar que el año pasado forzaron un poquito la mano y eso los hizo sembrar suelos que, tal vez, no eran de la calidad necesaria y hubo gente que tuvo malos resultados, además del invierno complicado que retrasó todo”.

Aseguró, además, que en el rubro semilleros bajará la superficie. “El rubro de la semilla viene en disminución; en el mundo entero pareciera haber un sobrestock de semilla y eso hace que Chile, como país del Hemisferio Sur para corregir accidentes de producción del Hemisferio Norte, va a trabajar poco este año, y eso complica a la gente que está metida en ese rubro, en que uno espera a última hora, ahora en agosto, para definir sus rotaciones con los cultivos que le van a ofrecer en semilla y efectivamente, hay menos superficie; en el caso del girasol, por ejemplo, prácticamente no hay nada”, precisó.

En cuanto al trigo harinero, el productor afirmó que “se rota con avena, con cebada y con raps, pero el escenario está muy malo para las cuatro especies. El negocio de la avena está muy malo, pero es una rotación casi obligada. Entonces, podría ser que haya menos superficie de trigo esta temporada, pero los demás rubros también están malos. En raps, no se sembró más que la temporada anterior, porque el precio fue malo; en la cebada también bajaron un poquitito los contratos, porque el año pasado hubo una buena cosecha, el consumo de cebada podría estar en disminución, pero también está disminuyendo la superficie de cebada. Y nos queda la avena, que es un negocio obligado, pero está malo, no vamos a tener el precio de la cosecha, es lo que dice la industria, no hay demanda de avena en Centroamérica”.

“Si tú me preguntas hoy día, es un mejor negocio arrendar el campo que producir a estos precios de los que estamos hablando”, lanzó Smith, quien explicó que muchos productores que buscan arrendar campos manejan escalas más grandes y, por lo tanto, pueden lograr mayores eficiencias en los costos.

El seremi de Agricultura en Ñuble, Antonio Arriagada, precisó que durante la última quincena de octubre se podrá conocer la intención de siembra, a partir de los datos oficiales del primer informe de Odepa, en base al levantamiento de información que realiza el INE.

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