Revisemos las cifras. Según proyección del INE (base 2017), el año 2021 la población de Ñuble suma 514 mil personas, de las cuales el 82% tiene 15 años o más (personas en edad de trabajar). El PIB regional anual ronda los $2,6 billones, lo que equivale a unos 6.300 dólares per cápita (suponiendo un tipo de cambio de $800). Para igual período y base de cálculo, el PIB per cápita de Chile está del orden de los 13.000 dólares, es decir, Ñuble tiene un rezago del orden del 50% del PIB per cápita a nivel nacional pero cuyo valor supera en más de 3 veces lo que se observa en economías pobres.
Respecto a uso de suelo, los datos del VIII Censo Agropecuario y Forestal, año agrícola 2020 – 2021 del INE, Ñuble dispone de alrededor de 810 mil hectáreas de Unidades Productivas Agropecuarias UPA. De acuerdo a valores de mercado y estudios académicos, el valor promedio de una hectárea de UPA está en el orden de los $15 millones de pesos, lo que implica un valor patrimonial de la tierra per cápita del orden de los 30.000 dólares. Para un retorno anual de 20% de la actividad productiva en la UPA, el PIB per cápita – solo para dicho sector económico – debiese estar del orden de los 6.000 dólares. Considerando que el sector económico Servicios representa más del 50% del PIB regional, existe un importante margen de crecimiento en la actividad económica del sector agrícola.
Por tanto, la evidencia disponible nos muestra que Ñuble está muy lejos de ser una región pobre. Siendo esta es la realidad de nuestra región, ¿por qué en el discurso de los actores locales se suele asociar a Ñuble con pobreza? O en otras palabras, siendo la región un oasis de oportunidades, ¿por qué los agentes son incapaces de asimilar dicha realidad? Tratemos de escudriñar en diferentes teorías que nos sirvan para explicar dicho fenómeno.
El síndrome social del impostor. Es un fenómeno psicológico que hace que aquellas personas que lo padecen sientan que su acción no se encuentra a la altura de las circunstancias o que son incapaces de aceptar que la región merece mucho más de lo que se ha obtenido como fruto de su gestión. Frente a este trastorno, los agentes tienen temor a implementar medidas con mayor grado de audacia. Es decir, una vez alcanzado puestos con mayores niveles de decisión, los agentes evitan trabajar con ideas innovadoras de agentes externos a su grupo de influencia por temor a que se evidencien sus supuestas incapacidades.
La trampa del ingreso medio. Este fenómeno ocurre en los sistemas económicos cuando se llega a un nivel de incapacidad de persistir en una trayectoria de alto crecimiento. El paso de Ñuble “provincia” a Ñuble “región” tuvo un salto cuántico en el interés por el desarrollo de la actividad económica local. Sin embargo, la evolución de los indicadores sociales y económicos, se estancaron. Los factores que llevan a la trampa de ingreso medio son clasificables en cuatro categorías: desaceleración del crecimiento por incapacidad de lograr mejoras continuas en competitividad y productividad; baja calidad de la educación y lenta transferencia de conocimiento e ideas innovadoras; excesiva desigualdad y desprotección de los grupos vulnerables (principalmente de los sectores rurales); e incapacidad de las instituciones para proveer estabilidad, buena calidad de gestión y transparencia, así como una adecuada calidad en las decisiones del sistema político. Factores que, de una u otra manera, están presentes en la actividad económica local.
En resumen, Ñuble y su gente son inconmensurablemente ricos en recursos. Sin embargo, serán inconducentes los esfuerzos para revelar dicha realidad, si no existe la voluntad de reconocer que consciente o inconscientemente nos esforzamos por mantener a Ñuble como una región pobre.
Texto: Renato Segura