Epidemia controlada, pero no vencida
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Con motivo de haberse conmemorado la semana pasada el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, es oportuna una reflexión sobre esta enfermedad que actualmente padecen 689 personas en Ñuble.
Indudablemente, el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida ha dejado de alarmar, como ocurrió en un pasado no lejano. Sin embargo, la información estadística sobre su curso, si bien muestra un panorama en declinación, también deja ver que el riesgo de la epidemia persiste, ya que los datos y las tendencias que se observan no prueban aún que el problema se haya resuelto. Por lo tanto, es menester mantener y acrecentar los controles que permiten detectar los contagios, ser estrictos en el cumplimiento de los tratamientos y procurar que no se debilite la conciencia, a fin de que no decaigan las medidas de protección.
Algunas cifras de carácter global, al igual que otras de nuestro país, ofrecen un cuadro más preciso de la realidad actual del problema: en el mundo, 40 millones de personas sobreviven con la infección del VIH; más del 90 por ciento de las personas que contrajeron la enfermedad en los distintos países la padecen por mantener relaciones sexuales sin usar protección; el 45 por ciento de los hombres infectados se enfermaron tras haber mantenido relaciones homosexuales; 29 millones de personas reciben en el mundo un tratamiento antirretroviral; 3,2 millones de menores de 15 años están infectados, y anualmente se estima que mueren 700 mil enfermos en el mundo.
Los avances logrados por el control temprano del Sida han permitido, entre otros beneficios, evitar la transmisión de la enfermedad de la madre al hijo e iniciar prontamente los tratamientos. Con ello se reducen los riesgos del mal y, asimismo, se disminuye la posibilidad de nuevos contagios. En cambio, quienes no se someten a las pruebas adecuadas y desconocen la realidad de su estado dejan que el mal se agrave al facilitar el contagio y, de esa manera, se amplía el número de casos.
De acuerdo a cifras oficiales, 4 mil personas al año contraen el virus en Chile y un 40% de los pacientes son detectados en etapas muy avanzadas, estableciéndose un diagnóstico tardío que genera mayores dificultades para el tratamiento y más riesgos de morbilidad y mortalidad. De hecho, se estima que más de 600 pacientes fallecen en el mismo lapso por efectos de enfermedades asociadas a la pérdida de defensas, porque eso es lo que ocasiona el VIH: un paulatino y constante deterioro del sistema inmunológico.
Como se puede advertir, un recurso sumamente efectivo ha sido la prueba de control rápido, que en solo 20 minutos brinda la respuesta. Se trata, por otra parte, de un test gratuito en la red de salud pública. Igualmente, cabe destacar que en Chile, la Ley N.º 19.779, en concordancia con la Ley N.º 20.584, garantiza que la detección del VIH será siempre confidencial y voluntaria.
Al igual que otras epidemias que han golpeado a la humanidad en los últimos 50 años, se le puede controlar, siempre y cuando no se la subestime. He ahí el peligro: bajar los brazos por creer que la enfermedad está vencida, cuando todavía no lo está