Este lunes se inaugurará oficialmente las obras de emergencia que se estuvieron desarrollando, desde octubre del 2021, en el Puente Confluencia, viaducto cuyos 521 metros de carpeta de madera lo convierten en el más largo de Sudamérica en su tipo, por lo que ya es parte del Patrimonio Cultural de Ñuble, como Monumento Nacional.
Si bien no se trata de un proyecto de restauración, propiamente tal, lo que se busca es reemplazar aquellos elementos del viaducto que por su estado de deterioro constituían, incluso, un riesgo para los transeúntes, por lo que su apertura al paso peatonal ha aguardado desde diciembre de 2019.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]Estas obras de emergencia estuvieron a cargo del Consejo de Monumentos Nacionales, con financiamiento del Ministerio de las Culturas. Su construcción se atribuye al ministro de Obras Públicas, de 1907, Gonzalo Urrejola Unzueta, senador por Talca, Linares y Maule entre los años 1926 y 1930, y posteriormente senador por Ñuble. Aun cuando no existe fecha clara de construcción, se presume que fue construido durante la década de 1910 y reparado en la década de 1930.
“Lo interesante es que en poco tiempo se consiguió que estos trabajos tuvieran prioridad. Lamentablemente, no siempre el patrimonio que está en riesgo tiene esa prioridad en cuanto a los recursos que se destinan para su mantención, pero lo que resultó determinante en este caso es que existe una comunidad activa que constantemente está decantando, solicitando el cuidado de su patrimonio, en este caso, la comunidad de Confluencia”, explica Karin Cárdenas, profesora de Historia y encargada de la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán. .
Ejemplo de ello es que el puente Confluencia es Monumento Nacional y ese es uno de los principales motivos por los que se priorizó la inversión, gracias al trabajo que la Municipalidad de Chillán realizó con la comunidad en el año 2016, bajo la consigna “Salvemos al Puente Confluencia”, figura principalmente compuesta por mujeres, quienes llevaron esta petición a la Unidad de Patrimonio para que se levantara un expediente para presentarlo en el Consejo de Monumentos.
“Y eso fue un ejemplo de cómo se debe cuidar y poner en valor el patrimonio, porque los planes del Ministerio de Obras Públicas eran, categóricamente, el de demolerlo, ya que se había construido uno nuevo. Sin embargo eso fue algo muy doloroso para esa comunidad”, acotó la docente.
El expediente se presentó en marzo de 2016 y en agosto ya estaba elevado como Monumento Nacional. “Eso es una velocidad que no se logra con cualquier proceso de patrimonialización y de aclaratorias oficiales”, observó.
Esto no es algo que solo esté en manos de lo público, sino que debe estar encarnado por una comunidad que solicita al Estado que se resguarde su patrimonio.
Aún en espera
El alzamiento del Puente Confluencia a patrimonio nacional permite crear el primer circuito de puentes patrimoniales en Ñuble, ya que previamente se había elevado a esa categoría al de Ñipas y del Puente Viejo sobre el Itata (ferroviario), los que en conjunto, comunicaban el interior del secano, con el ramal Chillán-Tomé.
Sin embargo, existen más que están a la espera de esta tramitación, que pueden ser parte de una solicitud formal, y otros, por los que aún la comunidad no se ha pronunciado, pese a la importancia y los valores intrínsecos que ostentan.
Dino Bozzi, investigador del Centro de Patrimonio de la Universidad Católica, y gestor del nombramiento del Puente Itata como patrimonial, explica que “los valores pueden ser muchos, que van desde lo social, lo arquitectónico y tecnológico, lo histórico, el arraigo con la comunidad, o simplemente porque estamos hablando de un elemento muy viejo, pero eso no basta ni es suficiente si nadie confecciona un buen expediente para postularlos”.
En esta situación se encuentran los puentes ferroviarios del río Ñuble y el de Niblinto, que destacan por ser parte de la historia de la conectividad “que alguna vez se intentó darle al sur de Chile, por parte del Presidente Manuel Montt y su primer ministro Varas. Por eso esas ciudades, hasta donde llegaría esta línea, se llaman Puerto Montt y Puerto Varas”, explicó el historiador chillanejo, Alejandro Witcker.
Otro, como el puente Esperanza, que era parte del desaparecido ramal Chillán-Recinto, cruzando el río Chillán en el sector Los Pellines, está siendo objeto de investigación por parte de la Fundación Cultura Viva, quienes se encuentran en busca de patrocinio para conseguir los recursos que les permitan ingresar la solicitud al Ministerio de las Culturas.
Y también hay situaciones algo más confusas.
“Oros casos puede que no se concreten por mera burocracia”, advierte Bozzi.
“Piensa la cantidad de expedientes que se ingresan, especialmente ahora que hay muchas comunidades muy activas en cuanto a patrimonio, por lo que cada vez cuesta más que los procesos sean rápidos”, precisó.
Es el caso del puente de madera que une a las comunas de Pinto con Coihueco, y que hoy tiene a su costado un puente de concreto y acero flamante, con un flujo “de cerca de mil vehículos diarios”, explicó el alcalde de Pinto, Manuel Guzmán.
El jefe comunal dice que “tras la gestión para que no lo demolieran, buscamos que se declarara monumento, y aún no entendemos por qué se demoran tanto, pero es muy importante para nosotros.
[/bg_collapse]