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Entre la verdad y el sensacionalismo

Señor Director:

En un mundo donde la inmediatez de la información reina, la desinformación acecha tras cada clic. El fenómeno de las Fake News, aunque antiguo, ha encontrado su terreno fértil en la digitalización y las redes sociales. Es un eco del periodismo sensacionalista que, en la Restauración española, capturó la atención del público a través de tragedias y muertes. Hoy, comunicadores y políticos utilizan ese mismo arte de la manipulación, disparando noticias chocantes para deslegitimar a sus oponentes, sin considerar la responsabilidad que conlleva su impacto en la ciudadanía.

Un ejemplo es la multa a TVN por su cobertura sensacionalista del caso Fernanda Maciel nos recuerda que la línea entre informar y explotar el dolor es delgada. Los medios deben reflexionar sobre el peso de sus palabras y su efecto en las personas que ya han sufrido. La desinformación no solo confunde, sino que alimenta la polarización y el miedo, dificultando un diálogo constructivo.

Como ciudadanos, debemos asumir el reto de filtrar la información. No se trata solo de ser receptores pasivos, sino de cultivar una dieta informativa balanceada. Así, cada uno de nosotros puede contribuir a un espacio de discusión más claro y menos envenenado por la desinformación. En la búsqueda de la verdad, recordemos que la responsabilidad es compartida y no premiará aquellos que comunican con sensacionalismo y fake news.

Ricardo Rodríguez Rivas

Magister en Gobierno y Gestión Pública

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