Señor Director:
El triunfo del En Contra fue indiscutible. Una gran mayoría de chilenos nuevamente no creyó que la propuesta constitucional
fuese mejor que la actual. Así, después de cuatro años con dos intentos fallidos, se hace imperativo sacar conclusiones. La primera
es que la legitimidad de origen de la Constitución vigente finalmente nunca pareció ser un real problema para los chilenos, ni
siquiera para el sector político que en su momento afirmó que “cualquiera era mejor” que la actual, y que ahora llamó a rechazar
el segundo intento hecho en democracia. Entonces, cabe preguntarnos, ¿era el contenido del texto el punto de inflexión? No a
cabalidad. Hay una realidad innegable que es el voto de castigo, de hastío hacia un segundo proceso constituyente que desde
un principio tuvo baja aprobación ciudadana, la que se arrastraba desde el fracaso de la Convención Constitucional.
Ahora, la gran pregunta que se hacen las personas es si aquí terminan los procesos constituyentes. La respuesta lógica de-
bería ser que sí, porque evidentemente no existe piso de apoyo ciudadano para ello, aunque no sea imposible jurídicamente.
Recordemos que el quórum para reformar la Constitución es de las cuatro séptimas partes de los diputados y senadores en
ejercicio, por tanto, es importante que las voluntades políticas se encuentren en sintonía con las demandas ciudadanas, a fin
de utilizar la herramienta de cambio constitucional para las reformas precisas, necesarias y urgentes, y no para darse gustos
ideológicos.
Patricia Labra Besserer
Académica de Derecho USS