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Señor Director:
¡Qué gran acontecimiento! El Centro Cultural Municipal lleva el nombre de Enrique Gajardo Velásquez. Cuando un
grupo de 73 intelectuales, artistas, gestores culturales, elevamos una carta al municipio solicitando esta distinción a
este egregio ciudadano, teníamos la certeza que se haría, por fin, justicia a quien hizo tanto por el desarrollo del arte
y la cultura en nuestra ciudad.
Todos quienes tuvimos el privilegio que el “maestro” nos formara con exigente rigurosidad en el arte teatral, senti-
mos un júbilo inmenso. Fuimos testigos de su lucha tenaz por lograr la perfección, pero también fuimos testigos del
descrédito, trabas y maltrato de los mediocres que tomaban las decisiones en ese entonces. Pero la titánica, incansable
lucha del maestro se prolongó por décadas. Fundó el Instituto de Extensión Cultural de Chillán para formar actores,
difusores culturales. Se sucedían, cada semana, los radio teatro, conferencias, debates, obras de teatro.
Llegué a Chillán y tuve el privilegio de conocerlo cuando sus fuerzas comenzaban a declinar, cuando ya todos sus
insignes alumnos sembraban por el mundo lo de él aprendido. Lo mío fue la profundidad, el rigor, la paciencia. Quince
años aprendí y trabajé con él. Fue naciendo una relación de padre a hijo. De ese padre que entrega todo lo mejor de sí.
A él le debo todo lo que sé del arte teatral y escritural. Lo llevo en mi corazón y lo honro tratando de aplicar lo que de
él aprendí; rigor, constancia, paciencia. Gracias infinitas, insigne maestro.
Juan Pablo Garrido Urrejola