Enfrentar la obesidad infantil

Un 30,7% de la población en Chile padece obesidad, según reveló un informe de la OCDE, situando al país en el cuarto lugar del bloque de naciones que lideran esta patología, solo detrás de México, Estados Unidos y Nueva Zelanda. Además, muestra un empeoramiento respecto del último balance publicado en 2023, cuando la tasa era del 26,4%.
De igual forma, según la Federación Mundial de la Obesidad, que agrupa a 80 asociaciones científicas y a más de 100 países, el 42% de la población chilena tiene problemas de obesidad, lo que nos sitúa en primer lugar a nivel sudamericano y nos proyecta como uno de los tres países con más sobrepeso del mundo hacia 2050.
En los niños el panorama es igualmente preocupante. Unicef afirma que el 27% de los niños en Chile vive con obesidad. A esto se suman los datos del Mapa Nutricional de la Junaeb, que muestran un alza en la malnutrición por exceso entre 2023 y 2024, pasando del 50,0% al 50,9%.
Otro estudio, publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet, muestra que en 25 años más Chile tendrá un 59% de niños, de entre 5 y 14 años, en esta condición.
Esta realidad que desnudan los estudios es lo que se ve a diario, según los especialistas, también en los centros de salud de Ñuble, quienes advierten cómo crecen los niveles de obesidad y sobrepeso, que se corresponden evidentemente con el desconocimiento generalizado en la población sobre los hábitos alimenticios más saludables y con la escasa actividad física que realizan, en general, los escolares.
Por ello se valora el reciente despacho de la nueva ley que fomenta, con 60 minutos diarios, la práctica regular de actividad física y deporte en todos los establecimientos educacionales del país, medida que permitirá ampliar la promoción del bienestar infantil y juvenil, y eventualmente ayudar a reducir los alarmantes índices de obesidad.
“Estar más activos físicamente y al aire libre va a significar una mejor salud y mayores posibilidades de aprender. Como consecuencia, vamos a tener generaciones con menos obesidad, más bienestar, menos estrés e incluso con más vida social”, subrayan desde el Comité de Pediatría Social de la Sociedad Chilena de Pediatría, quienes también plantean que la salud mental de los escolares se ha visto profundamente afectada, con un aumento de los casos de ansiedad y depresión, muchas veces relacionados con el sedentarismo, la obesidad y el uso excesivo de la tecnología.
En el caso de los ñublensinos, la monotonía alimentaria, consumo excesivo de calorías “vacías” y una sobrecarga de azúcares agregados son las características de su alimentación, bien alejada de los buenos hábitos de nutrición.
A nivel escolar, donde el 26% de los niños de la región están bajo control por malnutrición por exceso, un dato relevante es que uno de los nutrientes que más se encuentra y en exceso en la dieta es el azúcar, incluso en una proporción mayor que la de grasa.
Es paradojal, pues Chile -y Ñuble en particular- es un ejemplo de producción de alimentos de calidad para el mundo, sin embargo, el Estado no se ha involucrado en los temas de nutrición y no ha generado una política alimentaria para su consumo interno. Hay iniciativas valiosas, es cierto, pero no ha existido una mirada de Estado, desde la perspectiva de la sanidad y calidad sostenibles, ante enfermedades recurrentes como diabetes, hipertensión y cáncer.