La pandemia ha generado un impacto profundo en el mercado laboral. La estabilidad del empleo, así como las condiciones contractuales del mismo, han cambiado radicalmente. Por mucho tiempo va a perdurar un escenario de alta incertidumbre para los hogares cuyo bienestar y seguridad social, provienen del ingreso laboral y las cotizaciones previsionales asociadas.
Cuando arrecian las crisis en el mercado laboral, muchos de los trabajadores desplazados concurren a la Oficina Municipal de Intermediación Laboral OMIL. En este escenario, los municipios enfrentan una fuerte demanda de protección social para los hogares en crisis. Resolver el problema de la colocación de las personas cesantes, no es fácil. Pensar en un trabajo colaborativo intra municipal, puede contribuir a solucionar el problema. Materia que abordaremos en los párrafos siguientes.
La oficina de Desarrollo Económico Local y Fomento Productivo municipal, en adelante “la oficina”, es una unidad “encargada de promover y apoyar el desarrollo económico y el emprendimiento de las familias de la comuna, a través de la difusión de programas gubernamentales, para la postulación a fondos concursables y, a través de la organización de actividades, puedan presentar y comercializar sus productos (Festivales, Ferias, etc.)”. Bajo esta definición, la oficina se puede transformar en el núcleo activo del emprendimiento comunal. Simulemos un caso como ejemplo.
En la base de datos de la OMIL descansa la ficha de doña Juanita y don Aurelio, ambos vecinos de la comuna desplazados de la industria textil. Ambos han declarado tener habilidades en la costura de telas. En la actualidad ambos tienen su cartera de clientes que les permite generar ingresos promedios mensuales e iguales a $100 mil. Como es de esperar, tanto doña Juanita como don Aurelio son extremadamente cuidadosos con su cartera de clientes y no están dispuestos a compartirlos en ninguna circunstancia. La oficina ya los había contactado para que se asociaran. La economía circular abre enormes oportunidades para que ellos puedan formar una empresa de reciclaje de ropa usada que les generaría ingresos mensuales por $500 mil (cinco veces más de lo que ganan hoy trabajando en forma independiente). Sin embargo, ambos rechazaron la idea de trabajar juntos. ¿La razón? ambos temen que la relación contractual los haga perder su cartera de clientes en beneficio de su contraparte. De ocurrir dicho evento, quedan en una peor situación que antes, es decir, pasan de recibir $100 mil a recibir $0.
La oficina, consiente de su rol de núcleo del emprendimiento comunal, junto a los potenciales emprendedores, convoca a la reunión a la jefa del Departamento Jurídico y al jefe del Departamento Social, ambos del municipio. El Departamento Jurídico se compromete a diseñar un estatuto para constituir una persona jurídica relacionada con la costura de telas que garantice la participación equitativa de las partes, de acuerdo con la contribución que cada uno haga a la sociedad. El Departamento Social les garantiza, durante un período de tiempo razonable, complementar los ingresos por ventas mensuales de modo de tener un ingreso mínimo mensual de $100 mil para cada uno. La oficina, además se compromete a realizar las inducciones necesarias para apoyar el emprendimiento (creación de la marca, localización, patentes, etc.). De esta forma, doña Juanita y don José podrán iniciar su aventura empresarial, manteniendo a sus clientes originales y sumando a nuevos clientes provenientes del mercado nacional. Es decir, creando valor para su comuna.